Vitoria. Extrapolar o no extrapolar a Euskadi la debacle socialista y el repunte del nacionalismo en Cataluña: ésa fue ayer la cuestión.
Los efectos del vuelco electoral que han propiciado los catalanes después de que los socialistas relevaran a CiU al frente de la Generalitat -pese a ser esta coalición la más votada-, y después de haber vivido un proceso de reforma estatutaria con sabor a frustración, se dejaron notar sobre la realidad política vasca levantando una vez más inevitables paralelismos.
Los más claros los dibujó el socio vasco de la coalición ganadora. Acercando la sardina a la brasa vasca, el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, aseguró que estos resultados evidencian que "los acuerdos políticos edificados exclusivamente con la intención de conseguir el poder que no les han otorgado las urnas" están "condenados al fracaso". "Los partidos que inciden en ese error con la pretensión de extrapolarlo a otros ámbitos institucionales, deberían ser conscientes de cuál es la sima que abren en la sociedad vasca", advirtió mirando a la próxima cita con las urnas en Euskadi. Además, Urkullu aprovechó para pedir a PP y PSOE que abran la puerta a una reforma del Estado que reconozca su carácter plurinacional, y aclarar que el auge de CiU no afectará a su pacto con Zapatero en Madrid.
Por su parte, Aralar prefirió destacar que el auge del independentismo que demuestra que Cataluña "es una nación", como después haría también EA, que se mostró segura de que "en Euskal Herria también contaremos con un parlamento con mayoría absoluta abertzale".
el otra lado de la trinchera Con EB centrada en lamentar los malos resultados de la izquierda y el auge del "discurso xenófobo", PP y PSE se atrincheraron para combatir el cuestionamiento de su pacto.
El lehendakari, Patxi López, admitió que el PSC necesita "una reflexión profunda" ante "un mal resultado" pero rechazó contundentemente que se pueda trasladar a Euskadi. Aquí "no hay circunstancias ni parecidas", además de que faltan dos años y medio para las elecciones autonómicas. "Hacer ese tipo de extrapolaciones nos conduciría a errores de bulto", defendió apoyado por José Antonio Pastor y Rodolfo Ares, que advirtió a quienes lo hacen de que no confundan "sus deseos con la realidad".
Por su parte, el PP vasco jugó al equilibrismo eligiendo qué se puede trasladar a Euskadi y qué no. Así, su secretario general, Iñaki Oyarzábal, subrayó que "CiU no es el PNV" para desligar el futuro de ambos partidos, pero sí interpretó que los catalanes rechazaron el domingo las "aventuras" de gobiernos de socialistas y nacionalistas avalando estrategias como las del PP vasco que, según destacó, ha logrado con su pacto con el PSE que este partido se haya "moderado" impidiendo que se cometan "los errores de Montilla en Cataluña" al gobernar con el nacionalismo.