Al contrario que en la vecina Barcelona, aquí, la industria turística no tiene recorrido. Estamos en L"Hospitalet de Llobregat, segundo municipio más poblado de Catalunya, y primero del Estado en número de habitantes por kilómetro cuadrado. Destino habitual en la década de los sesenta y setenta de emigrantes llegados de Andalucía, Galicia o Extremadura, el cupo de las llegadas lo dominan ahora los inmigrantes africanos y sudamericanos. En algunos barrios, los porcentajes de extranjeros rozan el 50%. Es el dibujo habitual de los municipios que forman el cinturón rojo de la capital. Enclave que va a jugar un papel determinante en las opciones de José Montilla para lograr la remontada imposible.
Elección tras elección, el PSC siempre ha cosechado buenos resultados en L"Hospitalet, Cornellá, Esplugues y otras localidades del entorno. Los electores no han dudado en votar a los socialistas. Pero los tiempos de bonanza para el Partido Socialista pueden cambiar. Ya no está claro que Montilla vaya a ser el más votado en el cinturón industrial. El paro, la crisis económica y un gobierno tripartito que no ha terminado de calar entre sus votantes, pueden pasar factura al candidato del PSC. Y más en L"Hospitalet, la ciudad en la que el exministro de Trabajo Celestino Corbachó gobernó doce años. El poso que dejó en esta localidad el hombre que ha situado las cifras españolas de desempleo en cotas nunca conocidas es considerable. Aunque está por ver que su inclusión en la plancha electoral de Montilla vaya a sumar votos adicionales al president. Su sucesora en el sillón de mando del Consistorio no tiene dudas. Por ejemplo, la alcaldesa de L"Hospitalet, que gobierna con una mayoría absoluta cómoda, asegura que cada día durante los últimos cuatro años, los catalanes han ganado dos médicos, tres policías y cinco profesores.
explicar la crisis Unos números que pasan desapercibidos para vecinos como Alejandro Roldán, impulsor de la asamblea de parados del municipio y de la plataforma de afectados por las hipotecas. Su objetivo, que los desempleados no vean de la noche a la mañana cómo los bancos embargan sus viviendas al no poder hacer frente al pago de los préstamos. "El PSC va a perder muchos votos, porque no se han hecho las cosas bien. La crisis económica no viene de la burbuja inmobiliaria. No han sabido explicar y resolver la crisis", asegura, con un lenguaje de corte marxista-leninista, Roldán, al que le faltan cuatro meses para que se le acabe el paro. Mientras tira con lo justo junto a su mujer y el menor de sus hijos, este sindicalista patanegra ha pasado por más de cien empresas y ahora espera la resolución judicial que dilucide si, a sus 57 años, tiene derecho a la invalidez definitiva por un accidente laboral que sufrió cuando era empleado de una conocida empresa afincada en Euskadi, que le despidió cuando se lastimó la espalda.
peligro: la desmovilización Aunque Roldán nunca ha sido votante socialista, el desapego que parte de la masa social del PSC tiene por culpa de la situación económica y por los deslices del president es patente. Las encuestas no engañan. Y los estudios que manejan en el equipo de campaña de Montilla hace tiempo que dieron la voz de alarma. Los fortines industriales del socialismo pueden hacer aguas, de ahí que el candidato del PSC se haya pateado todas las localidades del cinturón rojo para evitar la abstención, el voto en blanco y que los indecisos opten por CiU.
"En el PSC somos los únicos que tenemos capacidad de impedir un gobierno de derechas que defiende políticas conservadoras", destaca la alcaldesa de L"Hospitalet, que, al igual que Montilla, alerta de un posible acuerdo entre Convergència i Unió y el Partido Popular para garantizar la investidura de Artur Mas. Una muletilla habitual en los últimos mítines del president de la Generalitat. El as más reciente que este último se ha sacado de la manga es un claro guiño al ala más catalanista de su partido, temeroso de que pueda darle la espalda este domingo. Su propuesta es rescatar, en caso de que repita en el Govern, a Antoni Castells y Ferran Mascarell. El primero, el conseller de Economía, desertó de la plancha electoral y, el segundo, al igual que Castells, es un catalanista de pura cepa que gravita al margen del aparato socialista.
Desesperado o no, Montilla es consciente de que está al borde del precipicio. De los 37 escaños con los que cuenta su partido en la Cámara catalana, los sondeos más negativos le sitúan rozando el peor resultado de la historia de su partido, con 30 o 31 diputados. Golpeado por el desencanto de su electorado, y, al mismo tiempo, por un relevo generacional que ya no mira a la opción del puño y la rosa.
los "paracaidistas" La candidatura del PSC también se ha visto perjudicada por el bajón de la popularidad de Zapatero. Las recetas económicas del presidente español, condimentadas con el recorte del Estatut, no son una buena tarjeta de presentación de la ceja en Catalunya. Pero Ferraz no ha querido dejar solo a su baza electoral en los comicios catalanes. Un verdadero laboratorio sociológico de lo que le puede aguardar al PSOE en las elecciones del año 2012.
Y, de nuevo, los paracaidistas se han asomado para arropar a Montilla. Ayer, sin ir más lejos, Zapatero, el ex presidente Felipe González y la ministra de Defensa, Carme Chacón (su nombre seguro que sonará en las quinielas para relevar a Montilla como candidato, que ya ha comunicado que no repetirá en caso de derrota), cogieron el testigo a la cantante mexicana Shakira y protagonizaron el mitin central en el Palau San Jordi. Un último intento de movilizar a unos votantes, de corazón socialista, pero con el cerebro más dividido.