Vitoria. El año pasado, el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, ofreció al PSE un pacto de estabilidad que, motivado por la crisis económica, permitiría aprobar las Cuentas en todas las diputaciones y ayuntamientos vascos a cambio de la abstención de los jeltzales en la votación de la primera previsión de gasto de Patxi López. Los socialistas aceptaron, sacaron adelante "los Presupuestos menos contestados de la historia", como recordó el portavoz parlamentario del PSE, José Antonio Pastor, y dieron una imagen de transversalidad que trascendía al acuerdo de bases firmado con el PP. El PNV obtuvo estabilidad en sus diputaciones y en los numerosos ayuntamientos que gobierna en Euskadi.

Este año, sin embargo, las circunstancias han cambiado. Las elecciones municipales y forales están a la vuelta de la esquina y, a falta de mes y medio para que las diputaciones voten sus Presupuestos, ni PNV ni PSE tienen intención de reeditar el acuerdo del año pasado. Los socialistas, cuentan fuentes de su ejecutiva, no están cerrados a nada, pero esperan a que sea el PNV el que levante el teléfono, y en Sabin Etxea aseguran que "cada institución negociará los Presupuestos por su cuenta".

Los jeltzales se pueden permitir una prórroga presupuestaria en unas diputaciones y ayuntamientos que se disolverán en menos de medio año, y el PSE puede aprobar las Cuentas de López sólo con el voto favorable del PP, con lo que, salvo sorpresas de última hora, socialistas y nacionalistas se lanzarán a la precampaña sin compromisos recíprocos para fin de año.

Y ello a pesar de que el diputado general vizcaíno, José Luis Bilbao, aseguró que el consejero de Interior, Rodolfo Ares, le garantizó la abstención socialista a sus Presupuestos para 2011 durante el puente de El Pilar. Desde el PSE se ha negado esa circunstancia, y de hecho ayer el mismo su secretario de Organización, Alfonso Gil, aseguró a Radio Euskadi que las palabras de Bilbao respondieron "más a un deseo que a una realidad". Gil no se negó a negociar un nuevo pacto de estabilidad pero, al igual que hizo el portavoz del PSE, José Antonio Pastor, el lunes, destacó que no le firmarán un "papel en blanco" al PNV.

También la portavoz del Gobierno, Idoia Mendia, se pronunció ayer sobre el tema en cuestión. "El lehendakari siempre ha dicho que es bueno que haya estabilidad en todas las instituciones", señaló. Mendia apuntó, sin embargo, que "cómo se llegue a eso en cada institución será problema de cada institución", abundando en la idea de que este año no habrá directrices generales y se estudiará la mejor opción para el PSE en cada ayuntamiento y cada diputación.

En Álava ese problema del que habla Mendia parece ya resuelto. En plena crisis del Gobierno foral, Alfonso Gil garantizó ayer que el PSE "será responsable" y reeditará el apoyo a las Cuentas de Xabier Agirre, un respaldo que ayer fuentes del Palacio foral daban por supuesto. No hay que olvidar que, al margen del acuerdo propuesto por Urkullu, PNV y PSE llevan toda la legislatura apoyándose mutuamente tanto en la Diputación como en el ayuntamiento de Vitoria y en la Caja Vital.

Otra cosa es Bizkaia, Gipuzkoa, y ayuntamientos como los de Bilbao o Getxo. En la Casa de Juntas de Gernika se sientan 23 junteros del PNV, 14 del PSE, 8 del PP, 2 de Ezker Batua-Aralar y 4 del Grupo Mixto. Los jeltzales superan por un voto a la suma PP-PSE, pero un apoyo socialista, como el que reclamó José Luis Bilbao, dejaría tranquilo al diputado general frente a una eventual pinza de toda la Cámara contra su Gobierno.

En Gipuzkoa la situación es similar. PNV y Hamaikabat suman también 23 de los escaños de las Juntas Generales -16 más 7-, y la suma de PSE y PP hace 22 -16 los socialistas y 6 los populares-. El Grupo Mixto cuenta con otros 6 escaños, por lo que el apoyo o la abstención del PSE a las Cuentas de Markel Olano garantizaría que salgan adelante aunque el resto del Legislativo vote en contra.