nueva york. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió ayer en una reunión ante los primeros espadas de los principales bancos de inversión de Estados Unidos el plan de consolidación fiscal aplicado por el Gobierno para reducir el déficit público, así como la aprobación de la reforma laboral para flexibilizar el mercado de trabajo y la propuesta de reforma de las pensiones. Zapatero esgrimió en el encuentro, que se prolongó durante dos horas, que estas tres son las cuestiones "esenciales" sobre las que hay que actuar en la economía española, y no tanto el nivel de deuda que tiene España, situado en algo más del 60% del Producto Interior Bruto (PIB), muy inferior al de otros países desarrollados.

El formato de la reunión, organizada por el Tesoro estadounidense a propuesta de los bancos de inversión y fondos de EEUU, consistió en una intervención inicial de Zapatero, que duró unos veinte minutos, seguido de un turno de preguntas, que acaparó la mayor parte del tiempo. Los asistentes centraron su interrogatorio en el desarrollo de las infraestructuras en España, la fortaleza de la apuesta por las energías renovables, la compra de deuda española por parte de China y el esfuerzo inversor de compañías españolas en Iberoamérica.

A la salida del encuentro, dos de los principales asistentes, George Soros y Laurence Fink (Blackrock), afirmaron que había sido "una buena reunión". Flanqueado por su ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y por el director de su Oficina Económica, Javier Vallés, presentó el "amplio" capítulo de reformas emprendido para superar los desequilibrios acumulados en el ciclo expansivo vivido por España en los últimos quince años. Entre los puntos positivos, destacó el nivel "razonable" en el que se sitúa la deuda pública, veinte puntos por debajo de la media europea, pero no ocultó que el déficit alcanzó cifras "muy altas" a finales del año pasado (más del 11% del PIB). Vinculó ese déficit con los estímulos fiscales puestos en marcha para contrarrestar la crisis, originada "especialmente por la quiebra de determinadas instituciones en Estados Unidos y Europa". Zapatero dejó claro que la etapa de gasto público se ha terminado y calificó de "ambicioso" su plan de reducción del déficit para situarlo en 2011 en el 6% del PIB y en 2013 en el 3%. Destacó así la rebaja del 5% de los salarios públicos -"no ha sido fácil", reconoció-, la reducción de la inversión en infraestructuras y la congelación de la revalorización de las pensiones.