entre las sorpresas que nos ha deparado el nuevo curso está la de enterarnos de que tenemos un líder. Se llama Patxi López y parece que sus asesores le han convencido primero a él para que después nos convenzan a los demás de su liderazgo. Un líder, según una de las tres acepciones que recoge la RAE, es aquel que "va en cabeza entre los de su clase". No, no es el caso.
Vayamos pues a buscar otra definición: "Persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora". Puede servir si consideramos que el grupo que le sigue es el PSE, pero parece muy aventurado definirlo como un líder de la sociedad vasca. Añadiría que entre las cualidades que se reconocen entre los líderes está el conocimiento de la materia en la que pretende orientar al grupo, la experiencia, la formación adecuada, todas variables bien medibles de las que, por desgracia, carece el que se nos presenta como líder de nuestro país. Sin estos mimbres suele ser difícil, aunque algún caso se ha dado, que esa persona concite a su alrededor el reconocimiento social amplio de sus semejantes para ser admitido como líder. Foro "líder-haz-algo". Ya veremos cómo continúa el Primer Foro Liderazgo Euskadi en la Universidad de Deusto, pero dejar al penúltimo de clase que lo inaugure con una conferencia sólo puede tener un sentido protocolario, nunca académico. Fue, citó a varios autores, dijo que apuesta por una "fiscalidad suficiente para garantizar una vida digna a todos los ciudadanos" y se quedó tan ancho. Pero no nos dijo cuánto es "suficiente", ni lo que él entiende por "vida digna". En definitiva, no tenemos ni idea de lo que quiere nuestro recién descubierto líder más allá de un buen deseo que, sin duda, todos suscribimos: queremos vivir dignamente. Suponiendo que no le hayan escrito el discurso, que es mucho suponer, lo que sí ha demostrado López es una notable osadía al proponer que decidamos (lo dijo en primera persona del plural) "qué estamos dispuestos a hacer en educación para que sea la seña de identidad de nuestro país en su camino hacia la excelencia". Señor López, algunos ya hemos hecho algo en esta materia y es usted el que llega tarde. A saber: estudiar una carrera, aprender un oficio, practicar idiomas, formarnos laboralmente, etc. Caja única. Entre las cosas a las que se refirió López para hablar de la "nueva modernidad" (¿quién le habrá elegido el título?) fue el futuro de las pensiones. Y ejerció su estrenado liderazgo para defender ese concepto abstracto y centralista llamado "caja única". El razonamiento no es nuevo, ni propio. Sostiene López que gastamos más en lo que destinamos a los pensionistas vascos de lo que aportamos. La llamada "caja única" sería así una "garantía" para el futuro del sistema de pensiones. Con ese argumento no faltará quien con razón diga que somos insolidarios y que sólo nos interesa compartir con España lo que nos interesa económicamente. Pero no parece que el asunto sea tan simple. En realidad, el autoproclamado líder prefiere evitar una cuestión más de fondo que tiene que ver con el autogobierno que, qué casualidad, el está llamado a defender. Se trata de que decidamos cómo se gestionan esos recursos, tanto los ingresos como los gastos, asumiendo los riesgos que eso supone. Porque si siguiéramos la lógica de López, también deberíamos ceder las competencias de Sanidad o Educación al Gobierno español.
¿Líder en España? Cuesta entender por qué Patxi López se ha erigido en el defensor de la caja única española hasta el punto de marcar "líneas rojas" allá donde ni siquiera las ha colocado Rodríguez Zapatero. Esta falta de liderazgo vasco puede tener una explicación: López también ha escuchado los cantos de sirena que le llegan desde Madrid y quizás ha pensado que si defiende los intereses de la España centralista con más ahínco que el mismísimo presidente del Gobierno español, hasta puede hacer carrera más allá del Ebro. Al fin y al cabo, López es muy crédulo. Se ha creído que un líder se fabrica con la misma facilidad con la que se engaña al electorado.