Vitoria. De británico, ni la puntualidad. Problemas de agenda. La visita, "principalmente económica", del Ministro Principal de Escocia a Euskadi ahorra segundos al reloj para cubrir una agenda imposible. Se disculpa de carrerilla, pide un vaso de agua -"no he parado de hablar durante toda la mañana"- y opta por entablar una charla intrascendente antes de entrar en materia. Uno tiene la sensación de que esa mirada marrónaguada aprovecha para medirle. Luego, en el transcurso de la conversación, la sensación es certeza. Lo mide todo. A ocho meses del primer jueves de mayo y con las encuestas en contra, quizás deba hacerlo, aunque luego rezume confianza.
Diez puntos por debajo del Partido Laborista, según la última encuesta del día 3. ¿Aún confía en la reelección?
Yo creo que estamos en una muy buena posición para ganar las elecciones del próximo año. Los resultados de las últimas cuatro encuestas y las previas a las últimas elecciones, que ganamos, son muy similares. Cuando la gente debió decidir el sentido del voto, quién debía gobernar el país, los resultados no respondieron a aquellas encuestas y los escoceses decidieron que quien tenía que gobernar el país era el SNP. Nosotros estamos muy confiados en que los resultados de las próximas elecciones serán relativamente cómodos para el SNP.
¿En que basa esa confianza?.
En que el argumento principal de persuasión y la clave para ganar las elecciones del próximo año en Escocia será ser capaces de dar una respuesta al efecto de los recortes de inversión publica que se avecinan por parte del Gobierno de Westminster. El día 22 del mes próximo Londres confirmará las reducciones para todos sus departamentos, pero también para las naciones de Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Sólo la gente que vivió la postguerra mundial recuerda recortes similares en inversión pública, serán los mas fuertes desde la Segunda Guerra Mundial y ése va a ser el elemento clave de las elecciones.
Suena a que el SNP ha abandonado la bandera de la reclamación de independencia por objetivos más cercanos y, si me lo permite, pragmáticos. O sea, la economía.
El partido que ofrezca a la gente suficiente confianza sobre su capacidad para responder a esos problemas, aunque la respuesta completa sea imposible porque para ello es preciso un cierto grado de consolidación fiscal, el que pueda responder diciendo que Escocia puede generar más ingresos y por tanto estará menos expuesta en situaciones similares, lanzará un mensaje muy poderoso. ¿Cómo podemos hacerlo, como podemos generar más ingresos? Tenemos que controlar el ingreso para generarlo. Y, por consiguiente, ésa es la razón de ambicionar una constitución y la independencia y por la que nosotros exigimos una amplia responsabilidad nacional. Las dos, la independencia y la responsabilidad nacional serán preguntas que trasladaremos a los escoceses de cara a las elecciones.
En lo económico, esa responsabilidad nacional parece fijarse en el modelo del Concierto Económico vasco.
Estoy interesado en la economía de todos los países, también en la del País Vasco, pero el País Vasco no es Escocia como Escocia no es Noruega y Noruega no es Irlanda. Cada país es diferente, pero es importante sacar lecciones de los otros países. He estado en Noruega hace tres semanas comprobando el sistema de pensiones noruego. Han levantado un fondo de pensiones de 300 billones de libras esterlinas, 350 billones de euros, y ello le está permitiendo a Noruega salir de la recesión casi sin pestañear. Ésa es una importante lección para Escocia. De manera similar, la capacidad del País Vasco para controlar sus ingresos es una explicación de por qué el País Vasco es ahora la economía más fuerte del Estado español. Explica por qué la renta per cápita en el País Vasco es mayor que la de Madrid. Hay pocos ejemplos en el mundo, pocos, en el que renta de la capital es menor que la de las comunidades, regiones, naciones... Es por eso que yo estoy muy interesado en el modelo vasco.
¿Es trasladable a Gran Bretaña?
Yo estoy convencido de que el autogobierno sólo es un problema de voluntad política. ¿Cómo logras la voluntad política? Pregunta a la gente qué quiere. Por eso yo estoy preguntando a la gente, tratamos de inyectar voluntad política para llevar a Escocia a una circunstancia que nos permita superar la actual situación.
En cualquier caso, la economía parece haber sustituido al referéndum sobre la independencia, que no convocará, tal y como prometió, este año.
Nosotros hemos finalizamos el proyecto de ley sobre el referéndum y será hecho publico dentro de un par de semanas, pero no lo llevaremos al parlamento, porque lo bloquearía, pero trasladaremos el proyecto de ley a la gente. Y llevará una pregunta sobre la independencia, aunque también otra sobre la responsabilidad financiera. Habrá dos preguntas para decir sí o no. Y esperamos que sea un elemento clave en la campaña electoral.
Su visita a Euskadi, además de un fuerte componente económico, está repleta de citas políticas. Entre ellas, una con EA, tradicional aliado suyo y que ahora parece confluir con Batasuna. ¿Afectará a su relación?
Nosotros sólo tenemos relaciones políticas con partidos que se atienen a principios pacíficos. Tenemos relaciones políticas con partidos tanto en el País Vasco como en Irlanda, pero las relaciones políticas con el SNP tienen que atenerse exclusivamente a principios y vías pacíficas para perseguir objetivos políticos.
¿Cómo valora, en ese caso, la situación política en Euskadi tras el alto el fuego anunciado por ETA?
No voy a hacer comentarios políticos sobre la situación interna política vasca, eso es para la gente del País Vasco. Pero, desde luego, una de las grandes cosas de las que nosotros estamos orgullosos es de que en Escocia hemos perseguido la lucha por el autogobierno y la independencia -y de forma exitosa ya que hemos logrado recuperar el Parlamento escocés después de trescientos años, lo que es todo un éxito- tras una muy intensa apuesta política durante el último siglo, especialmente durante los últimos cincuenta años, y en todo ese periodo, no ha habido una sola persona en Escocia que haya tenido la tentación de recurrir a la violencia en la discusión, a favor o en contra en su caso, por un cambio constitucional, por tener nuestro parlamento o por la independencia. Estamos muy orgullosos de eso y como partido político el SNP no quiere asociarse con gente que traiciona los principios pacíficos. Si el objetivo es que una comunidad decida por sí misma, es preciso recordar que cada vez que se acude a las urnas hay una oportunidad. Se deben usar las urnas.
¿Es posible a través de la voluntad popular que Escocia, o Euskadi o Catalunya, logren formar un estado propio dentro de la actual Europa?
Sólo puedo hablar por Escocia. Yo no doy instrucciones a otra gente y no he venido a interferir de ningún modo en la política interna de otro país. No es mi trabajo ni mi responsabilidad. Pero estoy seguro de que tenemos una Europa en la que, dentro de una afinidad humana natural, se desarrollan comunidades, regiones, naciones, con sus propias especificidades. Creo que en Europa tenemos que permitir las diferentes aspiraciones de los diferentes pueblos, tenemos que legitimar esas aspiraciones. Europa no puede verse como el acuerdo de los grandes países y sólo de los grandes países. Ese concepto queda superado por el propio desarrollo y tamaño de la UE, pero también por el hecho de que la gente a lo ancho del continente quiere ver una Europa de diversidad. Cada comunidad debe buscar su camino y yo hablo sólo por la gente de Escocia, pero estoy seguro que encontraremos nuestro lugar natural dentro de ese contexto.