barcelona. El anuncio de la fecha de las elecciones catalanas no despertó ayer mayor polémica entre los partidos catalanes (pese a coincidencias futbolísticas) que las de los diferentes deseos respecto a sus resultados. Así, los partidos de la oposición, desde CiU a Ciutadans, destacaron que éstos serán los comicios del cambio mientras el PSC aseguró que buscará la mayoría absoluta para evitar alianzas y sus socios en el tripartito (ERC e ICV) no se comprometen a reeditarlo.
La portavoz adjunta del PSC en el Parlamento catalán, Rocío Martínez Sampere, afirmó ayer que los socialistas catalanes aspiran a lograr "68 diputados o más" para "seguir haciendo avanzar al país".
Desde CiU, el partido más votado en los últimos comicios, su presidente y candidato a regir la Generalitat, Artur Mas, consideró que la cita del 28-N será "la oportunidad de llevar a Cataluña el cambio no sólo de gobierno, sino también de estilo, proyecto y liderazgos".
El presidente de ERC, Joan Puigcercós, dijo por su parte que no es importante cuándo se celebrarán las elecciones, sino qué harán en la próxima legislatura, cuando pueden "cambiar la historia".
Por último la candidata del PPC, Alícia Sánchez-Camacho, afirmó que tras el 28-N "el Partido Popular puede ser partido de gobierno" y emplazó a los catalanes a acudir "masivamente" a las urnas.