bilbao. El consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, consideró "fraudulenta" la declaración de ETA de suspender las acciones armadas y aseguró que los Gobiernos Vasco y de España "no están en tregua", y lucharán "con decisión" contra ETA y quienes "justifican" a la organización. Además, tras afirmar que las posibilidades de diálogo las "enterró" la propia ETA con el atentado de la T-4, aseguró que el comunicado es "insuficiente" para que la izquierda abertzale "vuelva a la política".

Ares consideró que el anuncio no responde a las expectativas de la sociedad vasca ni de la izquierda abertzale, y pidió que deje "la actividad terrorista", sin que haya "precio político", y sin que pueda haber "marcha atrás". En una comparecencia ante los medios de comunicación en Bilbao, Ares manifestó que el comunicado de ETA "es ambiguo y fraudulento" porque "no responde a las exigencias de la inmensa mayoría de la sociedad vasca, que lo que quiere es que ETA desaparezca definitivamente".

Además, apuntó que "ni siquiera responde a las expectativas que algunos habían creado en los últimos tiempos, y tampoco, aunque ahora se vea en una necesidad de decir lo contrario, a las exigencias y emplazamientos que los autodenominados dirigentes de la izquierda abertzale y otros venían haciéndole a ETA".

"Hay que aclarar que ETA comunica que, supuestamente, hace meses tomó la decisión de dejar de cometer atentados. Si, efectivamente, había tomado esa decisión, no lo comunicó a su debido tiempo y todo el mundo puede entender que las decisiones se comunican cuando se adoptan y no meses después", indicó.

En este sentido, apuntó que, "al parecer, ni siquiera dirigentes de los radicales abertzales lo sabían, porque, como todos ustedes conocen, de una forma reiterada, vienen reclamándole a ETA en los últimos tiempos que tomaran decisiones". "Este comunicado es absolutamente insuficiente porque los tiempos de las treguas han pasado", subrayó.

Ares indicó que todos deben mantener "la unidad, la firmeza democrática", con el fin de decirle a ETA que "no va a conseguir ninguno de sus objetivos". En este sentido, aseguró que "el Gobierno Vasco, el Departamento de Interior, la Er-tzaintza, el Gobierno de España, las diversas policías, no estamos en tregua". E insistió en que "el único comunicado que esperamos de ETA es aquel que no acabamos de leer, el que anuncie que deja definitivamente la actividad terrorista, sin exigir precio político y sin que quede posibilidad de marcha atrás".

El titular de Interior manifestó que "no tenía demasiadas esperanzas de que ETA fuera realmente a hacer el anuncio" que se espera "desde hace mucho tiempo, aquél en el que anunciara que deja definitivamente la actividad terrorista". Tras reiterar que este comunicado "ni siquiera responde" a "las exigencias de su propio mundo", subrayó que "no hay que especular" sobre "por qué ha hecho esta declaración".

A su juicio, "las posibilidades de que el terrorismo acabara mediante el diálogo, las enterró ETA con el atentado de la T-4 en Barajas". "No hay ninguna posibilidad de diálogo, que lo que estamos exigiendo es que ETA deje definitivamente la actividad terrorista y que, mientras no lo haga, seguiremos combatiendo al terrorismo con todos los instrumentos del Estado de Derecho, deteniendo a terroristas, desmantelando estructuras, poniendo a esos terroristas a disposición de la Justicia para que respondan de sus crímenes", manifestó.

Desconfianza en madrid Por su parte, el Gobierno de España, en la misma línea que Ares, mostró su desconfianza ante el anuncio de alto el fuego y lo consideró, igualmente, insuficiente, porque no aporta nada nuevo. Ese sentimiento de desconfianza fue expuesto ayer por fuentes del Ejecutivo, que hicieron hincapié en que el Ministerio del Interior sigue analizando el vídeo y los pormenores del anuncio antes de hacer pública una posición oficial.

Las fuentes citadas recordaron que han sido numerosas las ocasiones en que miembros del Gabinete, entre ellos el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, han subrayado que el único anuncio que esperan de ETA es el abandono definitivo de las armas.