vitoria. Los socialistas vascos están convencidos de que serán informados y consultados puntualmente de todo lo que PNV y PSOE negocien en el Congreso de los Diputados a partir de septiembre. Y por si en Madrid no lo tienen tan claro, se encargan de repetirlo todas las veces que haga falta. El PSE no quiere volver a verse en la incómoda tesitura del año pasado, cuando el Gobierno de Zapatero negoció sobre las políticas activas de empleo sin el aval y el conocimiento del lehendakari, según el propio Patxi López, y simplemente sin que el PSOE tuviera en cuenta su opinión, según el PNV.
Ayer fue el consejero de Interior, Rodolfo Ares, quien mantuvo caliente el tema, eso sí, mostrando su confianza en que ésta vez los socialistas vascos tendrán información y peso en la negociación y reconociendo el papel de los jeltzales en la estabilidad del Ejecutivo central. "El Gobierno de España y el PSOE mantendrán una posición de coordinación con el Gobierno Vasco y el PSE en esa negociación, que reitero apoyamos", señaló Ares, quien gráficamente dijo que ve "con buenos ojos" los contactos en el Congreso. En una entrevista concedida a Efe, el dirigente socialista aseguró que su partido "siempre" ha defendido "que el PNV se comprometa en la gobernabilidad de España", y apeló a "la responsabilidad" de la formación jelzale para que siga por esa senda. Un mensaje positivo, en definitiva, pero que no deja de suponer un nuevo intento del PSE de asomar la cabeza en el Congreso para que no se vuelva a repetir el episodio que el año pasado le complicó el otoño, y mucho, al lehendakari.
El acuerdo que le permitió a Zapatero administrar los fondos del Estado a su libre albedrío se tradujo en Euskadi en un descrédito de Patxi López, en acusaciones mutuas entre PNV y PSE, que se tildaban de mentirosos pública y recíprocamente, y en un arbitraje del portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, que no terminó de dar la razón a sus compañeros en Euskadi.
Este año no se quiere volver a repetir semejante situación, aunque Zapatero sigue muy necesitado de los seis votos del PNV. Así, el PSE se reafirma con serenidad y buen talante en su seguridad de que será consultado, y el PP vasco, socio de López pero enemigo acérrimo de Zapatero, hace las veces de poli malo. Su presidente, Antonio Basagoiti, llegó a pedir un pacto de Estado entre Rajoy y el presidente del Gobierno para evitar que el PNV decida desde Madrid la política bilateral entre los gobiernos español y vasco para el curso que está a punto de comenzar.
En ese contexto, el PSE pretende aprobar el traspaso de las políticas activas de empleo en la primera quincena de septiembre, con el fin de evitarle al PNV la tentación de repetir la jugada del año pasado. Ayer Ares rehusó hablar "de fechas", como hizo hace unos días Mikel Torres, pero sí afirmó que se están tratando "los últimos flecos de la negociación".
El consejero afirma que el traspaso, valorado en alrededor de 300 millones de euros, no es "mercancía averiada", como denuncia el PNV, que reclama una transferencia por valor de unos 470 millones. Ambas formaciones aseguran que su estimación es la que sigue con fidelidad el mandato de la Cámara de Vitoria, y así Ares tachó de "partidaria" la posición del PNV con respecto al importe de la transferencia, pues el PSE "está desarrollando una negociación para que la competencia venga cumpliendo fielmente lo acordado por el Parlamento Vasco".
inesperados aliados Por otro lado, los socialistas vascos se encontraron ayer con dos inesperados aliados en su intento de reivindicarse ante PSOE y PNV en la negociación presupuestaria de Madrid. El presidente de Castilla La Mancha, José María Barreda, recalcó en una entrevista a Europa Press que en esos contactos "hay un interlocutor del que no se puede prescindir, el lehendakari". Barreda subrayó lo "importante" que ha sido el cambio de Gobierno en Euskadi, y por ello mostró su convencimiento de que el PSOE no dejará a López en mal lugar. "Es verdaderamente positivo que haya un lehendakari socialista que pueda gobernar con el apoyo del PP, eso es una realidad objetiva y sé que el presidente del Gobierno no quiere poner en peligro esa situación", afirmó.
Por su parte, el secretario general del Partido Socialista de Madrid, Tomás Gómez, en pugna con Trinidad Jiménez por optar a la presidencia de la Comunidad, hizo un movimiento táctico llamado a reforzar su papel de rebelde frente al aparato del partido, que parece estar dando sus frutos en las encuestas. Gómez alertó de que el PNV puede intentar "hacer cuña" en el acuerdo de bases y por lo tanto imagina que el PSOE no contribuirá a ello en Madrid.