Bogotá. Los colombianos acuden hoy a las urnas para decidir si continúan con la línea trazada por el presidente saliente, Álvaro Uribe, encarnada por su ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos, o si dan un giro de la mano del ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus. Aunque cerca de 30 millones de ciudadanos están habilitados para votar, se calcula que alrededor de la mitad no lo hará, primero por la abstención colombiana históricamente alta y segundo por características específicas de esta ocasión, entre ellas la extendida sensación de que Santos ganará de forma holgada.

Las encuestas señalan que el candidato del oficialista Partido de la Unidad Nacional -de la U- puede obtener más de un 60% de los votos y que Mockus, del Partido Verde, estará por debajo del 30%. La sensación es compartida, incluso, por fervorosos antanistas, que dan por hecho la derrota. Otros seguidores del ex alcalde, por el contrario, continúan con la esperanza de poder convencer a tres potenciales abstencionistas para dar un gran golpe o que las previsiones de los sondeos no se cumplan, como ocurrió durante la segunda vuelta.

Las encuestadoras quedaron desprestigiadas el pasado 30 de mayo al hablar de un empate técnico entre Santos y Mockus. El resultado electoral dio, en cambio, una ventaja de 25 puntos porcentuales al candidato oficialista. Sin embargo, la opinión pública cree que las encuestas no fallarán en esta segunda vuelta por una serie de factores. Santos, tras altibajos, se ha posicionado como el heredero del presidente Uribe, cuya aprobación ronda el 70%. Mockus, convertido en su momento en un fenómeno de opinión, se ha ido desgastando, por un lado por la ofensiva de la maquinaria oficialista y, por otra, por sus propios errores.

El ex ministro de Defensa es percibido por los votantes como quien mejor continuará con la política de Seguridad Democrática que aplicó Uribe con marcados éxitos militares, pero también con graves cuestionamientos en materia de derechos humanos y respeto a la institucionalidad democrática. Mockus, que sobre la base de la transparencia y una honradez probada en mil batallas promueve un cambio ético, ha logrado instalar su mensaje en las clases medias y en las grandes urbes, pero no se ha hecho con el favor de sectores populares que, al parecer, apostarán por el mensaje de mano dura de Santos.

Apoyo de los partidos El candidato oficialista, que representa a un partido que desde su propio símbolo -la letra U- muestra su adhesión incondicional a Uribe tiene además para esta segunda vuelta el respaldo de las demás fuerzas uribistas, entre ellas el histórico Partido Conservador. En cambio, Mockus no logró adhesiones oficiales extras. Aunque a lo largo de la campaña transitó por el centro, una "derechización" de última hora lo alejó definitivamente del Polo Democrático Alternativo, el tradicional partido de la izquierda, y de otros sectores más abiertamente antiuribistas Así, Mockus tiene que coquetear con los abstencionistas. Pero las perspectivas en ese sentido no son las mejores. En cambio, a Santos la suerte le sonríe y todo parece indicar que mañana saldrá elegido próximo presidente de Colombia de manera arrolladora.