amsterdam. Los liberales (VVD) y los laboristas (PvdA) mantienen una pugna cerrada por convertirse en la primera fuerza política de Holanda, tras la celebración ayer de las elecciones legislativas, según los sondeos a pie de urna, que muestran la igualdad de las dos formaciones con 31 escaños.
Los democristianos pierden 20 escaños respecto a los 41 actuales, lo que supondría la caída del primer ministro, Jan Peter Balkenende, en el poder desde hace ocho años.
Destaca también la subida de la extrema derecha, ya que el partido antimusulmán de Geert Wilders (PVV) consigue, según estas encuestas, 23 diputados, 14 más de los que tiene en la actualidad, con lo que se convertirá en la tercera fuerza política, por delante de los democristianos de Balkenende.
También avanzan los verdes (GroenLinks, 7 escaños en la actualidad) y los demócratas liberales (D66, 3 parlamentarios hasta ahora), que consiguen respectivamente en los sondeos a pie de urna 11 y 10 escaños. Estos dos partidos podrían jugar un papel importante como llave en la formación de un posible gobierno basado en una alianza entre la derecha liberal y los partidos de la izquierda, como pasó en 1994 y 1998 con los gobiernos dirigidos por el laborista Wim Kok.
Una posible alianza entre liberales, laboristas, los verdes y los demócratas del D66 (juntos tendrían 83 escaños de los 150 que componen el Parlamento) sería difícil por las diferencias en los programas políticos de los dos primeros, que se diferencian sobre todo en el hincapié más o menos social a la hora de aplicar ajustes presupuestarios.
A pesar de lo dificultoso de esa opción, parece ser la única para formar una coalición que pueda gobernar con estabilidad.
Una alianza de derecha entre liberales (VVD), democristianos (CDA), y el partido antimusulmán (PVV) se quedaría con 75, a un escaño de obtener una mayoría parlamentaria.
También el "sueño de izquierdas" de formar un gobierno progresista entre laboristas (PvdA), socialistas de izquierda (que retroceden en estos comicios a 16 escaños), y los verdes, se queda corto. La gran sorpresa, sin duda, es el partido antimusulmán de extrema derecha liderado por el polémico Geert Wilders (PVV), que registró una espectacular progresión y podría convertirse en la tercera fuerza política del país.
Los sondeos mejoran los resultados previstos en los últimos días para el partido de Wilders, aunque le dejan aún lejos de ser una de las dos fuerzas más votadas, tal y como se pronosticaba a principios de año.
Aunque el líder del VVD, Mark Rutte, nunca ha excluido asociarse con los antimusulmanes, parece difícil que Wilders pueda llegar al Gobierno, dado el rechazo que provoca entre fuerzas de la izquierda como el PvdA, partido que igualaa a escaños a los liberales, según los pronósticos.
Wilders se ha convertido en los últimos años en uno de los políticos holandeses más conocidos gracias a sus declaraciones y a su programa político profundamente antimusulmán. El político, que salió del VVD en 2004, ha ganado notoriedad comparando el Corán con el fascismo y, sobre todo, con su documental Fitna, en el que hacía un llamamiento a la lucha contra la "islamización" de Holanda. Además, se ha convertido en la voz de los holandeses más decepcionados con la política y de aquellos que defienden lo nacional frente a lo extranjero e incluso frente a Europa.