Madrid. El Ministerio de Defensa desplegará aviones no tripulados este año en el marco de la operación Atalanta de la UE contra la piratería con el fin de mejorar la protección de los pesqueros españoles que faenan en las aguas de Somalia, según informaron ayer fuentes de la Armada. Se trata de la primera ocasión en que España empleará aviones por control remoto en esta misión, donde tiene desplegados en la actualidad un avión de patrulla marítima P-3 Orion y cerca de 300 marineros a bordo de la fragata Victoria -con dos helicópteros- y la patrullera Vencedora.
España comenzó a utilizar los aviones no tripulados (UAV, en sus siglas en inglés) en Afganistán en abril de 2008. El uso de estos aparatos espía reduce el número de patrullas de los helicópteros, tiene un menor coste y mejora la captación de información por su discreción. "También se adaptan a las nuevas tareas que la misión Atalanta ha comenzado a desempeñar en las últimas semanas, como es el control de los principales puertos que sirven de base a los piratas somalíes y de sus barcos nodriza", argumentaban fuentes del ministerio. Estos aparatos "son idóneos además para llevar a cabo la vigilancia sobre un barco que pudiera estar secuestrado", añadían.
la operación Todavía no se ha concretado el modelo de avión y el número de unidades que se adquirirán, puesto que aún no se ha cerrado la fase de contratación, añadieron las fuentes. El presupuesto destinado para la adquisición de estos aviones es de ocho millones de euros. Defensa ha optado por la fórmula de arrendamiento financiero con opción de compra (leasing), la cual podría ejecutarse a comienzos del próximo año, una vez que la Armada complete el adiestramiento del personal encargado de la operatividad de los aviones. El arrendamiento previo a la compra es algo más caro, pero en caso de accidente, la compañía fabricante es la que se hace cargo del coste del siniestro.
Los aviones que operan en la actualidad en Afganistán son del modelo israelí Searcher MK II-J, que cuenta con una de las tecnologías más avanzadas en este tipo de materiales, con un alcance de 300 kilómetros y doce horas de autonomía de vuelo.
La compra de las cuatro primeras unidades UAV tuvo un coste de 17 millones de euros, cuya fabricación se adjudicó a la Unión Temporal de Empresas (UTE) integrada por las españolas Indra Sistemas y EADS-CASA, así como la israelí IAI.