Praga. Los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Rusia, Dmitri Medvedev, firmaron ayer en Praga el tratado Nuevo START de desarme nuclear, que afianza las relaciones entre los dos países y supone un paso adelante contra la proliferación atómica.
Con más de media hora de retraso sobre el horario previsto, los dos presidentes depositaron entre sonrisas sus firmas en las distintas secciones y tomos del acuerdo, que sellaron con un apretón de manos en la decorada Sala Española del Castillo de Praga.
El acuerdo, fruto de un año de arduas negociaciones y que limita a 1.550 las cabezas nucleares por país, representa el fin de la "separación" de los últimos años en las relaciones bilaterales, aseguró el presidente estadounidense, que indicó que en el futuro habrá aún mayores recortes en el armamento de ambos países.
En ese contexto, la Casa Blanca anunció una visita de Medvedev a Washington este verano, como prueba de la distensión en las relaciones. El presidente ruso, por su parte, advirtió de que no todo será un lecho de rosas en el futuro. El mayor escollo, a juicio de Moscú, son los planes estadounidenses sobre defensa antimisiles, en particular el escudo que sustituirá al descartado en 2009 en Europa del Este.
Rusia ha incluido una declaración que advierte que el tratado sólo será viable "si no hay aumento, ni desde el punto de cantidad ni de calidad, de la capacidad de las sistemas de defensas antimisiles de EEUU". "Estamos interesados en cooperar con nuestros socios estadounidenses en este asunto tan de cerca como sea posible", indicó Medvedev, quien agregó que "hemos propuesto a EEUU nuestros servicios en el establecimiento de un sistema de defensa antimisiles global. Necesitamos meditarlo".
Por su parte, el presidente estadounidense, cuyo país ha quitado hierro a la declaración al asegurar que es "habitual" que los países incluyan salvaguardas unilaterales en este tipo de tratados, indicó que ambos países han acordado mantener un diálogo sobre la defensa antimisiles. EEUU asegura que sus proyectos no representan ninguna amenaza contra Rusia.
la "cuestión iraní" En su rueda de prensa conjunta tras la firma, el presidente estadounidense se mostró mucho menos conciliador con el programa nuclear iraní.
Obama indicó que "es mi expectativa que obtendremos sanciones firmes y duras esta primavera" en el Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán. "No toleraremos actos que puedan desatar una carrera de armamento en una región vital y amenacen la credibilidad de la comunidad internacional y nuestra seguridad colectiva", afirmó el presidente estadounidense. Por su parte, Medvedev se mostró favorable a la imposición de sanciones "inteligentes" y que induzcan "el comportamiento apropiado" por parte de iraní.
El acuerdo suscrito ayer y que reemplaza al START de 1991, que expiró el pasado diciembre, además de recortar a 1.550 las cabezas nucleares respectivas, limita a 800 el número de vectores para su lanzamiento. Asimismo, limita para cada parte a 700 el número de misiles balísticos intercontinentales, misiles balísticos estratégicos en submarinos y aviones bombarderos estratégicos equipados con armamento nuclear.
Su entrada en vigor requiere la ratificación de los Legislativos de ambos países, algo que puede tardar aún meses. En este sentido, Obama expresó su optimismo en que el Senado estadounidense, donde es necesario el sí de dos tercios de la Cámara, dé su visto bueno para antes de final de este año.
La firma se produce casi exactamente un año después de que Obama pronunció, también en Praga, un discurso en el que propuso un mundo futuro sin armas nucleares.
El acuerdo de ayer, entre los dos países que controlan el 90% de las armas nucleares que se calcula que existen en el mundo, representa un primer paso hacia esa meta y Washington considera que le dará fuerza moral para exigir a otros países que cumplan su parte en la lucha contra la proliferación.
Obama encabezará la semana próxima una cumbre sobre seguridad nuclear en Washington en la que participarán 47 países. El presidente estadounidense aspira a lograr entonces compromisos concretos para garantizar la seguridad de todos los materiales nucleares en el mundo en el plazo de cuatro años.