Londres. Tras el anuncio de la convocatoria de elecciones para el próximo 6 de mayo por parte del primer ministro británico, Gordon Brown, quedaba por ver qué sucedería en el último debate parlamentario de la legislatura. Y precisamente ayer fue el momento. Y en él, tanto el primer ministro laborista como David Cameron, candidato conservador, centraron su discurso en la situación de la economía.
En la última sesión de la Cámara de los Comunes antes de su disolución el próximo lunes, ambos políticos se acusaron mutuamente de representar un peligro para la recuperación económica en el caso de convertirse en primer ministro para los próximos cinco años.
Cameron desató las hostilidades en la sesión, en la que reprochó al Gobierno laborista de ser el principal responsable de que la economía británica no salga del agujero por su decisión de "gravar el empleo", en referencia a la polémica sobre el incremento del porcentaje que los empresarios han de pagar a la Seguridad Social.
Los tories han hecho de este tema uno de los caballos de batalla ante los próximos comicios, respaldados por un grupo de directivos de destacadas empresas británicas, que han firmado una carta en contra del incremento del gravamen de la Seguridad Social.
Brown defendió la subida como necesaria para proteger los servicios públicos básicos y en una entrevista radiofónica previa al debate parlamentario señaló que los empresarios habían sido "engañados" por los conservadores para firmar esa carta.
"Creo que han sido engañados, porque el gran asunto en este momento es si podemos o no sostener la recuperación", manifestó el primer ministro laborista, quien advirtió de que la intención de los conservadores si llegan al poder es "retirar 6.000 millones de libras de la economía durante este año".
"La Seguridad Social es para pagar los servicios públicos que recibimos. Tenemos más profesores, tenemos más enfermeras, tenemos más médicos. Eso es lo que estamos intentando mantener, un alto nivel de servicios públicos", añadió Brown.
Cameron argumentó que las medidas que proponen los laboristas para impulsar la economía significan "seguir derrochando dinero e incrementar los impuestos sobre cada empleo en el país", alegando que así lo han constatado varias decenas de empresarios. El líder tory reprochó al primer ministro que dé lecciones de economía y empleo a los empresarios: "Usted va a destrozar la recuperación gravando cada empleo, gravando a quien gana más de 20.000 libras al año. Es un impuesto a cada empresa del país". Debido a la estrecha diferencia en intención de voto que, según los sondeos, separa en estos momentos a ambos candidatos, se presenta una campaña electoral muy intensa en la que los principales favoritos tratarán de convencer a un electorado que todavía no tiene claro quién es el adecuado para regir el país durante los próximos cinco años. De momento, la carrera ya ha comenzado, la meta será el próximo 6 de mayo.