vitoria. Los tres principales protagonistas de la actividad parlamentaria demostraron ayer que sus rifi-rafes semanales no descansan ni siquiera en fin de semana. Patxi López reunió a los suyos en el Comité Nacional del PSE para defender su gestión y su liderazgo, mientras Iñigo Urkullu seguía atacándolo desde el flanco de la Educación y el PP aprovechaba un acto interno para arremeter contra la formación jeltzale por seguir dando "la tabarra" con la reivindicación del derecho a decidir.
A falta de apenas dos días para que se cumpla un año de la llegada de López al poder, el lehendakari hizo una encendida defensa de su proyecto en contraposición con las críticas que le vienen dedicando en los últimos tiempos desde los bancos de la oposición, incluso desde aquellos en los que se sienta su socio preferente, el Partido Popular. "Seguirán diciendo que este Gobierno no gobierna y la realidad les pasará por encima. Porque este Gobierno gobierna y tiene muy claro cómo y para qué", respondió el dirigente socialista a un PNV al que dedicó buena parte de su discurso, combinando una vez las conocidas llamadas a la colaboración institucional con los duros embates que precisamente han precipitado que la formación jeltzale la dé, ahora mismo, por imposible. "Ya es el momento de que cada uno asuma su propia responsabilidad y decida cuál es su compromiso de país. Si siguen a lo suyo en los debates monotema, o dan el paso y deciden colaborar", reiteró, antes de advertir a los peneuvistas de que, si no toman su mano, "seguirán diciendo que son quienes lideran el país, cuando resulta que estarán en el vagón de cola, si es que han cogido el tren".
"impuestos africanos" El debate sobre la política real se coló en el discurso del lehendakari en forma de defensa de su gestión, de las medidas que ha adoptado para luchar contra la crisis, y de las que adoptará. En este sentido, López auguró que 2010 será un año "duro" en el que abogó por preguntarse si el modelo de bienestar "ha tocado techo" o si "será sostenible en el futuro", para lo que volvió a agitar la bandera de su apuesta por "un nuevo contrato social entre vascos" que haga a los ciudadanos "corresponsables" del devenir económico y social. Asimismo, y después de que Basagoiti le exigiera el pasado miércoles que se centrara en reducir el gasto público, López accedió a "optimizar la utilización de los recursos públicos" pero con medida, ya que, según explicó, "no podemos tener servicios sociales suecos con impuestos africanos".
cuestión de liderazgo Mientras, a la misma hora que López se hacía fuerte entre los suyos, Bilbao acogía otros dos actos políticos. En uno, Urkullu analizaba el modelo educativo del futuro y lo comparaba con el que propone el actual Ejecutivo vasco, centrado en su opinión en imponer "la figura del Estado-nación" entre los escolares, debilitar el euskera y organizar "como es debido" la campaña de matriculación, situándole así una vez más como un gobierno "sin liderazgo" y "cautivo" de los dictados del PP vasco.
Y precisamente el tercero en discordia, el PP, se sumaba a esta lucha por la preminencia de la política vasca mientras se felicitaba por el aumento de afiliados que le está proporcionando su privilegiada situación, y aprovechaba para aplaudir su propia "responsabilidad" al no haber pedido sillones, sino un gobierno que defienda no estar "peleados con España".
Así, Basagoiti no dudó en señalarse como "locomotora del cambio" y como "la llave" que lo ha hecho posible, y no ocultaba sus ambiciones de futuro. "Ahora tenemos que ser la puerta del cambio", decía de cara a los votantes que fluctúan entre PSE y PP; "El PNV tiene que buscar los votos de Batasuna porque el espacio de centro y moderación lo hemos ocupado nosotros", decía para tratar de seducir a los electores jeltzales a los que invitó a cansarse de "la tabarra del soberanismo".