Madrid. La primera reunión del Gobierno con las fuerzas parlamentarias en busca de un pacto de Estado para salir de la crisis mostró ayer la imagen de dos realidades: el optimismo mostrado por un Gobierno que, ante todo, buscaba una foto, frente al escepticismo del PP (compartido por CiU, PNV y ERC), que, aunque asegura que piensa seguir hablando, ve "frustrante" la puesta en escena de la cita.
Los troika de ministros encargados de propiciar el pacto (Blanco, Salgado y Sebastián) se reunió durante tres horas con los representantes de todos los partidos del Congreso y cumplió a la perfección el papel encomendado por Zapatero: poner en escena el "talante" negociador del Gobierno sin ceder ante la oposición y limitando al máximo los temas a debate. El talante quedó demostrado con la foto; la falta de ambición en la ausencia de concreción de las propuestas presentadas y los límites al debate en un documento, el que llevaron los ministros, que limitaba a cuatro las áreas de las que hablar: mejora de la competitividad y la productividad, política industrial, reducción del déficit y problemas del sistema financiero. Es decir, las cuestiones más polémicas (reforma laboral y sistema de pensiones), quedan fuera de la agenda. Las propuestas concretas no llegarán hasta el lunes. Salgado fue la encargada de poner palabras al mensaje y aseguró que el Ejecutivo "no contempla" la posibilidad de que no haya pacto en dos meses e incluso apuntó que el presidente está "absolutamente dispuesto" a reunirse con el líder del PP, Mariano Rajoy, "si eso ayuda a concluir el acuerdo". Es decir, como si la cuestión de un pacto de Estado fuera cosa exclusiva de dos personas, por muy líderes de partidos mayoritarios que sean.
Salgado justificó además el modo de actuar de la comisión gubernamental, que ayer había remitido a los partidos un documento que sólo pretendía, dijo, servir de "guión" o de "índice de asuntos". Es decir, un documento vacío, sin concreciones. La justificación es la metodología que el Ejecutivo quiere imprimir a esta negociación: marcar primero los límites, que sean después los partidos los que aporten propuestas para, por último, negociar éstas de forma bilateral (los encuentros empezarán la próxima semana). Eso sí, hay que mostrar talante. "El Ejecutivo estudiará todas las medidas que propongan las fuerzas políticas, y las considerará con el mayor ánimo de consenso", Salgado dixit. Según explicó, "no hay líneas rojas" para la negociación, pero el Gobierno "tiene que vigilar" que las propuestas sean "compatibles con el compromiso de reducir el déficit público", es decir, con su política económica.
el problema Frente a esto Cristóbal Montoro, tótem de la Economía en el PP, aseguró que su partido quiere dialogar, pero tuvo duros calificativos para esta primera reunión, que consideró un "concurso de ideas" promovido por un Gobierno "desconcertado". El popular criticó el "simplón" documento presentado por el Ejecutivo y advirtió de que el próximo miércoles irán a su próximo encuentro, el bilateral, con el mismo "escepticismo". Desde su punto de vista, lo que está haciendo ahora el Gobierno es "buscar coartadas o complicidades", ante lo que sentenció: "Allá quien se las dé".