FUE sha por ser hijo de un militar golpista, dictador y pro-nazi que se autoimpuso ese nombre. Y llegó al cargo de la mano de las tropas invasoras que depusieron a su padre y le nombraron a él. A los diez años era expulsado por el presidente del Gobierno de Irán, Mohammed Mossadeg, quien inició la nacionalización de los yacimientos petrolíferos.

Pero dos años más tarde tanto la CIA como el MI6 británico provocarían la caída de Mossadeg y la restitución de Reza Pahlevi.

Desde ese momento supo que su papel era el de vigilar los intereses pertrolíferos de las grandes compañías occidentales y gobernar al dictado de Estados Unidos, tanto fue así que era la Casa Blanca quien le marcaba la política a seguir, tanto exterior como interior. Mientras, el sha se dedicaba a los excesos, a protagonizar exageradas bodas, además de suntuosas coronaciones.

El sha únicamente se dedicaba a imponer el autoritarismo, la represión y la corrupción. Su política económica favorecía el desmesurado enriquecimiento de la clase ligada al poder y el empobrecimiento de amplias capas de la población.

En el año 1967 se corona Emperador de Persia en una fastuosa ceremonia a la que asistieron cientos de personalidades de todo el mundo. En plena crisis, con grandes movilizaciones recorriendo las principales ciudades de la entonces Persia. Cabe destacar que Jimmy Carter le pidió varias reformas liberalizadoras para intentar acallar las protestas surgidas y el sha fue nombrando varios gobiernos que iban cayendo uno tras otro junto con sus medidas inspiradas desde el Gobierno de Washington.

La revolución era inminente. Cabe recordar que Reza Pahlevi se casó tres veces, en la primera emparentó con la realeza al hacerlo con una princesa egipcia.

La segunda con una bella hija de diplomático y la a tercera, él mismo la coronó reina y emperatriz.

Su reinado estuvo ligado a la bonanza de los grandes ingresos petrolíferos, por lo que la crisis del año 1973 supuso el principio del de su reinado.