Familiares del ex preso de ETA desaparecido Jon Anza, en una rueda de prensa reciente acompañados de su abogado. Foto: ainara garcía

Ayer se cumplieron 300 días de la extraña desaparición del ex preso de ETA Jon Anza. La misma semana en la que ha trascendido la investigación abierta por la Audiencia Nacional a petición de Francia para averiguar su paradero.

El "inquietante" "caso Anza"

la extraña desaparición del ex preso de ETA Jon Anza, de 47 años y natural de Donostia, reúne todos los ingredientes para convertirse en otro largo proceso judicial similar al inconcluso caso Pertur. Casualmente, ambas investigaciones han recaído en el Estado español en el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu. Ayer se cumplieron 300 días desde que se vio por última vez al presunto miembro de ETA y esta misma semana ha trascendido públicamente los pasos que desde la Justicia española han comenzado a darse para esclarecer el caso Anza, a petición de la fiscal de Baiona, Anne Kayanakis, principal encargada de la investigación en Francia y que ha calificado la desaparición de "inquietante".

Como en el caso Pertur, existen diferentes versiones sobre las circunstancias que rodearon la desaparición de Jon Anza el pasado 18 de abril. La única certeza es que el militante de ETA tenía que coger un tren a las 7.00 horas en la estación de Baiona destino a Toulouse, donde, según aseguró la familia, Anza que estaba gravemente enfermo, iba a pasar unos días con unos amigos. Sin embargo, ni siquiera hay pruebas de que tomó ese tren, ya que, según informó la propia Fiscalía de Baiona, no se conservaron las imágenes de las grabaciones de las estaciones de tren.

Las especulaciones y acusaciones mutuas entre ETA y la izquierda abertzale, por un lado, y el Ministerio del Interior, por otro, no tardaron en aparecer. Mientras que para los primeros Anza es otra víctima de la "guerra sucia" -la familia maneja la hipótesis de un posible secuestro-, el Estado español baraja la posibilidad de que haya sido eliminado por la propia organización o simplemente haya huido.

El 19 de mayo ETA hizo público en un comunicado que Anza no acudió a una cita que tenía acordada en Toulouse con dirigentes de la organización a los que llevaba una importante suma de dinero -fuentes policiales aseguran que podría haber transportado cerca de 300.000 euros-, y responsabilizó a los Estados español y francés de su desaparición. "Las fuerzas españolas y el colaboracionismo francés están como en los tiempos del GAL", concluyó.

Una acusación que desmintió de forma inmediata el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, además de insinuar que Anza se habría fugado con el dinero que tenía que hacer llegar a ETA. Tras exculpar a las Fuerzas de Seguridad del Estado, el titular de Interior lanzó varios interrogantes: "La pregunta es ¿por qué ETA nos dice el nombre de un militante, nos informa que iba a una cita a Francia y además nos habla de dinero? Pues la respuesta es probablemente porque no le importa mucho que le persigamos, da la impresión de que está estimulando a ello".

la policía española en francia

"Non da Jon?"

Precisamente, de seguimientos habla el juez Andreu en los informes solicitados a la Policía española tras abrir diligencias sobre la desaparición de Anza. Y es que la Justicia francesa indaga si el militante de ETA estaba sometido a vigilancia en suelo galo por algún servicio de las Fuerzas de Seguridad españolas.

Las autoridades galas han pedido al magistrado de la Audiencia Nacional que averigüe la fuente de una información publicada el 2 de octubre en el diario Gara, en la que asegura que un cuerpo policial español habría enterrado a Jon Anza en suelo francés. La demanda de ayuda a la Justicia española por parte de la fiscal gala Anne Kayanakis incluye la averiguación de la situación física, psicológica y familiar de Anza, así como un examen de los movimientos habidos en sus cuentas bancarias y en su línea telefónica los días previos a su desaparición.

No es la primera vez que Francia investiga los movimientos de la Policía espaola en suelo galo. Cabe recordar otro caso reciente, el secuestro del miembro de ETA Juan María Mujika, Dorronsoro. Tras estas pesquisas, se constató la presencia de cuatro teléfonos móviles españoles en el lugar y el momento de los hechos denunciados por la víctiam del rapto. No obstante, los tiulares de los números no fueron identificados en la respuesta de Madrid a una comisión rogatoria internacional remitida por el juez instructor francés, ya que correspondían a líneas abiertas con tarjetas prepago que eran anónimas en el momento de la contratación.

Habrá que esperar a los resultados de la investigación abierta en la Audiencia Nacional, que hasta diez meses después de que la familia presentara la denuncia en Baiona no se abrieron diligencias. Si a esta falta de interés, se suma la omisión por parte de Madrid a París de que Anza era militante de ETA, tal y como publicó Le Monde, sin duda no parece que los movimientos del juez Andreu aportarán muchos datos sobre el paradero del desaparecido.

Jon Anza, de 47 años, formó parte a principios de los ochenta de un comando de ETA denominado Lau Haizeta, por lo que cumplió una condena de 20 años de cárcel. Fue puesto en libertad el 2 de noviembre de 2002 y posteriormente trasladó su residencia a Francia.

Cartel colgado en Internet. Foto: dna

La Justicia francesa trata de averiguar si el ex preso de ETA era vigilado por la Policía española en suelo galo

Rubalcaba insinuó que Anza habría huido con el dinero, unos 300.000 euros, que tenía que entregar a ETA