NO había votado en mi vida, pero en esta ocasión he acudido a las urnas, porque es la hora de que Catalunya se mueva". Joan Mas, un hombre de cerca de 80 años, se expresaba así tras abandonar uno de los tres colegios electorales instalados en Manlleu, en la comarca de Osona. La sensación de tomar parte en una jornada histórica era la tónica dominante entre los miles de catalanes que ejercieron ayer su derecho al voto en las consultas independentistas celebradas entre ayer y el sábado en 167 municipios catalanes.

"Esta es la forma de decirles a los políticos que estamos hartos", añadía su mujer, Dolors Torre. El descontento ante la posibilidad de que el Tribunal Constitucional aplique la tijera al Estatut era un argumento más para votar a favor de la creación de un estado en una comunidad de tradición pactista pero con una historia reciente marcada por los desencuentros con Madrid.

Más allá de las lecturas políticas, la jornada de ayer se caracterizó por la normalidad con la que se desarrollaron las votaciones y por el importante despliegue de medios exhibido por las diferentes entidades cívicas que se habían hecho cargo de las consultas para evitar el veto de los tribunales.

Aunque los impulsores jugaban en casa. Muchas de las localidades donde ayer se celebraron referéndums son feudos históricos del catalanismo. Entre ellos, la comarca de Osona, en la provincia de Barcelona, convertida en termómetro para medir si la "mancha de aceite" que comenzó hace tres meses en Arenys de Munt se había expandido por el territorio catalán.

De hecho, 34 de los 51 municipios que la componen estaban llamados a las urnas, 117.932 personas en total, dentro de la campaña puesta en marcha por la plataforma Osona Decideix. "Estoy muy ilusionado. En las últimas elecciones voté en blanco porque no me siento identificado con los políticos que mandan hoy en día", señalaba Miquel Selles, de 45 años, tras depositar su voto en Manlleu.

Éste había sido uno de los municipios que habían generado más expectación ante el ofrecimiento de la comunidad musulmana para utilizar la mezquita como sede electoral. Finalmente, las presiones sufridas por el responsable religioso le hicieron dar marcha atrás.

Aunque el abanico de locales utilizados para instalar las urnas se abrió desde las sedes de UGT o CCOO, que cedieron estos espacios en municipios como Vic, hasta centros parroquiales, que acogieron a los votantes en localidades como Santa María de Corcó.

la oposición

Perfil bajo del "no" al referéndum

Al contrario de lo ocurrido tras la consulta de Arenys, que fue duramente descalificada desde Madrid, el bloque que se opone a esta iniciativa, comandado por PSOE y PP, había optado en esta ocasión por mantener un perfil bajo que sólo se rompió durante la jornada electoral. En Catalunya está muy extendida la idea de que fue precisamente esta actitud beligerante la que provocó que el referéndum pasase de ser una anécdota a extenderse por todo el territorio del Principado. "España ha ayudado mucho, sus reacciones han favorecido que se convoquen más consultas", bromeaba Franesc Pijoan, quien abogaba porque los defensores del "no" también acudiesen a las urnas.

Pero ésta era una batalla perdida. Lo cierto es que, mientras los montones de papeletas con el visto bueno a la independencia disminuían progresivamente, las contrarias seguían sin movimiento. "Quienes se oponen a las consultas han tratado de deslegitimarlas llamando a no participar", lamentaba un miembro de la organización en el templo romano de Vic, uno de los colegios electorales centrales y con más afluencia de periodistas.

Todo el mundo preveía unos resultados "a la búlgara", con un apoyo masivo a la independencia y el "no" reducido a la mínima expresión. El objetivo era arrastrar también a quienes se oponen a que Catalunya se constituya como estado diferenciado, aunque ésta era una tarea realmente complicada teniendo en cuenta que ningún representante de este sector ha realizado campaña durante los quince días previos a la consulta.

LA CLAVE

Participación ciudadana

La participación ciudadana ha sido uno de los elementos clave para las consultas. Más de 10.000 voluntarios y un gasto de 60.000 euros (todo procedente de donaciones privadas) para organizar un referéndum que, a pesar de no tener ninguna validez legal, daba una imagen de institucionalidad que sólo difería de otras citas electorales por el lugar donde estaban ubicadas las urnas.

En las calles, eran más los mensajes que llamaban al voto que los que abogaban por una opción concreta, y los partidos brillaban por su ausencia. Sólo había una excepción: el seminario de Vic, centro de operaciones de la plataforma comarcal y lugar donde comparecieron la mayor parte de representantes de CIU, ERC, CUP y Reagrupament, todo el arco nacionalista que fue el que apoyó, con diferente entusiasmo, la celebración de los referéndums.

"Todo ha funcionado perfectamente. No ha habido ningún incidente y a las nueve de la mañana estaban abiertos todos los colegios de la comarca, en total 22", aseguró Alfons López Tena, vocal del Consejo General del Poder Judicial a propuesta de Convergencia i Unió y una de las personalidades que ha encabezado la plataforma de Osona Decideix. "Todo ha salido con absoluta normalidad, tranquilidad y civismo".

Una de las preocupaciones de los promotores de las consultas ha sido cumplir escrupulosamente con la legalidad, con el objetivo de "no desvirtuar el debate", tal y como explicó en una entrevista con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el portavoz de la coordinadora nacional por los referéndums, Uriel Bertran. Por eso, López Tena se mostraba muy molesto con las declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno central, María Teresa Fernández de la Vega, que declaró que los referéndums no se ajustaban a la legalidad y la Constitución.

"Es absolutamente falso. Le reto a que diga qué artículo de qué ley estamos vulnerando. Y si esto es así, cómo es que no ha actuado la fiscalía ni la abogacía del Estado".

FUTURO

Dos olas más, Estatut y elecciones

"Lo que queremos es un referéndum vinculante", insistió Santi Pons, uno de los miembros de la organización de la consulta en el municipio de Roda de Ter, la localidad natal del fallecido poeta Miquel Martí i Pol, uno de los referentes más comprometidos de las letras catalanas. Los votantes que acudían a las urnas mostraban su satisfacción por la marcha de la jornada. Especialmente, porque muchos de los vecinos se habían implicado en la organización, tanto de los locales donde se ejerció el derecho al voto, como en las actividades lúdicas y folklóricas que se repitieron en la mayoría de municipios.

El particular censo escogido, que permitía el voto a los mayores de 16 años censados en la localidad, abrió la puerta a las urnas a muchos inmigrantes que pudieron depositar su papeleta por primera vez desde que llegaron a Catalunya. Como Fátima, una mujer marroquí que introducía el sobre en la urna en la sede de Comisiones Obreras de la plaza Lluis Companys de Vic.

"Esta es una oportunidad para la integración", subrayaba. Como ella, otros miembros de la comunidad magrebí de la capital de Osona, tomaron parte en la consulta. Aunque ésta sólo fue la primera. La oleada de febrero, con ciudades con mayor población y por lo tanto, con más dificultades para movilizar al electorado, será otro de los puntos de inflexión.

En medio, podría conocerse la sentencia del Estatut. Y en abril llegará la tercera ronda, en la que se incluirá Girona, la primera capital de provincia que celebrará una consulta independentista y, posiblemente, Barcelona, cuya plataforma soberanista se presentó esta misma semana. Todo ello dentro de un año en el que los partidos políticos catalanes toman posiciones de cara a las elecciones a la Generalitat que tendrán lugar durante el transcurso de 2010.