TEGUCIGALPA. Cerca de 4,6 millones de hondureños están convocados hoy a las urnas para participar en unos comicios que han dividido a la población y a la comunidad internacional que se debate entre reconocer la legalidad de los mismos o rechazar los resultados por tratarse de un proceso convocado por un Gobierno de facto, el presidido por Roberto Micheletti, que no ha sido respaldado por la mayoría de los países de la región.

En las calles de las principales ciudades de Honduras se pueden ver carteles y pancartas haciendo un llamamiento a votar o a quedarse en casa según los firmen los partidarios de Micheletti o los del derrocado presidente Manuel Zelaya, quien ha pedido no participar en los comicios en un intento por debilitar las elecciones. La cita de hoy por otra parte también se distingue por escasa presencia de observadores internacionales.

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha dicho que espera una participación del 60% de los electores inscritos en el padrón, considerando que al menos un millón de hondureños viven fuera del país y no pueden votar. El presidente del organismo, Saúl Escobar, dejó claro que el "principal reto" es lograr que la abstención no sea la protagonista de estos comicios cruciales que determinarán el futuro de esta nación, sumergida en una de las peores crisis políticas de los últimos 20 años tras el golpe de Estado del pasado 28 de junio.

Aunque son cuatro los candidatos que se enfrentan en esta contienda, en realidad sólo dos, los aspirantes provenientes de los dos únicos partidos que han gobernado Honduras desde que se restauró la democracia en 1982, tienen posibilidades. Se trata de Porfirio Lobo, del opositor Partido Nacional, que se perfila como el posible ganador con el 37% de los votos, según las últimas encuestas, y Elvin Santoz, del gobernante Partido Liberal al que pertenecen tanto Zelaya como Micheletti. Santos renunció en 2008 a la vicepresidencia para lanzarse al ruedo electoral.

división En el panorama internacional, éstas elecciones contarán sólo con el respaldo de Estados Unidos, Panamá y Perú. Abiertamente en contra de estos comicios por considerarlos la fórmula para legitimar el golpe de estado de Micheletti están Venezuela, Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Cuba, Guatemala, Nicaragua y la República Dominicana. Todos estos países se han comprometido a no reconocer al Gobierno resultante de los comicios de hoy.

Por su parte, la ONU, el Grupo de Río, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), así como otros organismos internacionales también han manifestado su desconocimiento a este proceso electoral por el "mal precedente" que sienta para la estabilidad en la región.