vitoria. El jueves se cerró finalmente el plazo para la presentación de enmiendas al proyecto de Presupuestos vascos para 2010. Las primeras Cuentas del Gobierno de Patxi López tienen garantizado el visto bueno, merced al acuerdo de los socialistas vascos con el PP y al amplio pacto de estabilidad que suscribieron con el PNV. No obstante, esta inusitada calma chicha no va a significar que el proyecto no tenga que enfrentarse con sus correspondientes enmiendas a la totalidad -las de Aralar, Ezker Batua y Eusko Alkartasuna, que se debatirán el próximo día 9, aunque están abocadas a decaer- ni con casi un millar de propuestas de modificación parcial entre las relativas al articulado y a las diferentes partidas.

En este sentido, lo más llamativo -por no resultar demasiado frecuente, especialmente en materia presupuestaria- puede resultar el acuerdo unánime de los grupos del Parlamento Vasco en torno a seis enmiendas de carácter parcial, lo que implica que tienen garantizada su aprobación. Dichos acuerdos van enfocados, en primer término, a destinar 1,05 millones de euros para la seguridad de partidos y sindicatos amenazados -750.000 y 300.000 euros, respectivamente-. Además, otros 6,65 millones de euros financiarán subvenciones a fundaciones y asociaciones con dependencia orgánica de las formaciones políticas con representación en la Cámara (350.000 euros) y a los gastos de funcionamiento ordinario de los partidos de la CAV.

El trámite presupuestario de este año no encierra demasiados misterios, aunque una de las incógnitas aún por resolver es si el PNV apoyará las Cuentas o se abstendrá en el Pleno definitivo del 23 de diciembre, una posición que dependerá de cómo evolucione la negociación de sus 264 enmiendas. Entre ellas, los jeltzales hacen su aportación sobre cómo debe realizarse la adaptación de Lanbide a la retardada transferencia de las políticas de empleo, por ejemplo; pero también plantean la creación de una partida de 12,9 millones de euros destinada al impulso de un fondo de inversión municipal "de carácter general" que se acompaña con la propuesta de supresión de los nueve epígrafes que el proyecto socialista ha reservado para la financiación de inversiones en otros tantos ayuntamientos: Lantziego, Labastida, Baños de Ebro, Yécora, Irun, Andoain, Astigarraga, Tolosa y Errenteria.

Éste tema puede ser uno de los puntos de fricción que se encuentren PSE y PNV a la hora de negociar. Pero hay otros apartados también polémicos. Por ejemplo, la propuesta que los jeltzales hacen relativa a la controvertida simbología de los uniformes de la Ertzaintza: proponen suprimir la partida destinada a la "adquisición de distintivos" para la Policía autonómica (299.950 euros. Otro previsible desencuentro será, sin duda, la enmienda relativa a las subvenciones a desplazamientos para familiares de presos. El PNV pide mantener esta ayuda (225.000 euros) que el Gobierno socialista ha suprimido, petición a que también hace una propuesta de Aralar.

Por cierto que, volviendo a Lanbide, éste parece ser uno de los puntos que más debate pueda suscitar, pues a su consignación se han presentado, no sólo la enmienda del PNV, sino también otras de EB y EA, por ejemplo. Educación promete ser otro tema delicado, que ha provocado un buen número de enmiendas, como las registradas por el PNV para suprimir los cuatro millones consignados por el Gobierno socialista para la equiparación de conciertos educativos en modelo A -Aralar ha presentado una similar- o para incrementar en 2,3 millones de euros (hasta los 3,7) la subvención para equipamiento en el marco del Plan Vasco de FP.

El debate de todas estas modificaciones parciales se sustanciará los días 14 y 15 de diciembre en Comisión. Hasta entonces, la primera etapa del proyecto es el Pleno del 9 de diciembre. A la ya conocida enmienda de totalidad de Aralar se suman también la de Ezker Batua y la de Eusko Alkartasuna, partido este último que ayer en rueda de prensa justificó su iniciativa, entre otras cuestiones, por la "concepción nacional española del Presupuesto".