InMERSO en su segunda legislatura al frente del Ayuntamiento de Vitoria, Alfonso Alonso tomó hace cinco años las riendas del Partido Popular alavés de la mano del entonces diputado general, Ramón Rabanera. Las dos cabezas visibles de las instituciones más importantes de Álava reflejaban el excelente momento que la formación conservadora atravesaba entonces. Hoy, un lustro más tarde, Alonso será reelegido presidente de un partido alejado de la labores de gobierno y embarcado en recuperar éxitos pretéritos en las elecciones de 2011.
Todas las miradas de los afiliados que se reunirán en el XII Congreso del PP alavés están puestas en esa cita electoral con la esperanza de reverdecer laureles. Y para conseguirlo, la receta es clara: lograr "la alternativa que se ha conseguido en el País Vasco", como apuntó el actual líder del PP en el Ayuntamiento de Vitoria, Javier Maroto, en la presentación del cónclave.
sintonía con el PSE
El espejo vasco
La sintonía alcanzada por socialistas y populares en el Parlamento autonómico tuvo como resultado el fin de la hegemonía jeltzale al frente del Gobierno Vasco, un espejo en el que el PP se mira para recuperar los sillones forales y municipales. Pero en este camino las alforjas deben incluir el respaldo del PSE. Al menos, Alonso no tiene ninguna duda al respecto. "En 2011 hay una encrucijada para los socialistas. Ahora mantienen pactos con el PP, que permiten a Patxi López ser lehendakari, pero también mantiene pactos con el PNV en los distintos territorios, muy singularmente en Álava. Nuestro objetivo en 2011 es profundizar en el cambio y hacer un proyecto que queremos construir con otros, y ahí el PSE tendrá que hacer una elección y decidir si apuesta por el cambio o no", destaca el portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso.
La herida que provocó en la familia popular la negativa del PSE a secundar una moción de censura contra Xabier Agirre parece estar cerca de cicatrizar o, por lo menos, las necesidades políticas han acelerado la curación. Pero Alonso y los suyos no quieren que Txarli Prieto vuelva a ejercer de stopper ante las pretensiones de su partido.
estrategia
Alianzas ajenas
¿PP y PSE están obligados a entenderse en Álava? Alonso considera que el entendimiento llegará si los socialistas así lo desean. Pero su principal recelo reside, precisamente, en la estrategia que en su opinión han llevado a la práctica desde el PSE alavés en los últimos años. "Nos tienen miedo y supongo que es un miedo justificado. Tienen miedo de que les ganemos las elecciones y se las vamos a volver a ganar en 2011", asevera. En este marco del temor a verse doblegados por el PP sitúa el ex edil vitoriano la estrategia socialista encaminada a "aislar" a los populares. Acciones que compaginan, a su juicio, con el respaldo al Gobierno foral al entender que "el PNV no es su rival, porque saben que está en decadencia en Álava tanto política como electoralmente". En esta argumentación, el dirigente popular saca a relucir el reciente cese del diputado de Aralar, Javier Aspuru, al no compartir los criterios presupuestarios de sus socios en el Ejecutivo, una muestra, según Alonso, de la "debilidad" del Gobierno liderado por Agirre.
madrid y vitoria
La dualidad política
La pérdida del Gobierno español -y del Consistorio de Vitoria- provocó una oleada de cambios en el PP que implicó el salto de Alfonso Alonso a la primera línea de la política estatal. Situado tras Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso, su relevancia en la bancada popular le ha llevado a ocupar el cargo de portavoz adjunto de su grupo, aunque se muestra encantado de compaginar estas funciones con las correspondientes al presidente del PP alavés.
A caballo entre Vitoria y Madrid, el dirigente conservador confiesa una "vocación política en el País Vasco", lo que le mantiene ligado a su tierra de forma profesional. Lejos de aceptar que ambos cargos sean incompatibles, Alonso asegura que en la Cámara baja "también se defienden los intereses de los alaveses". Aún así, afirma que la continuidad como líder de su partido en el territorio que le vio nacer tiene fecha de caducidad, aunque de momento no figura en su calendario personal. "Esto no es para siempre, pero todavía tocaba. No sé si será el último mandato, yo desde luego no quiero eternizarme. Ya veremos cómo vienen los tiempos", puntualiza.
frente a la convulsión
Año I después de San Gil
En su calidad de líder territorial, Alonso, "al igual que el resto de Álava", vivió muy de cerca los momentos de crisis que generaron las desavenencias de María San Gil con el presidente del partido y su desaparición de la escena política vasca. Los recuerda como momentos amargos, pero que sirvieron para demostrar "que en la adversidad el PP supo reaccionar y renovar sus estructuras, y mantener un nivel de cohesión muy alto". Ante la lectura que esta convulsión obtuvo entre los adversarios políticos, el portavoz adjunto de los populares en la Cámara baja avisa a navegantes matizando que "en otro partido a lo mejor hubiera seguido una lucha intestina que aquí no ha habido. La gente aquí para ejercer su cargo se juega la vida y está al servicio de unos ideales".