uelve Luis Bárcenas. Me viene a la mente aquel abrigo camel de cuello bicolor que lucía el personaje de Al Capone magníficamente interpretado por Robert de Niro en Los intocables de Elliot Ness. Aquella película en la que el contable y su libro de contabilidad eran la clave, casi como una premonición. Bárcenas, ese hombre que pasó del “Luis sé fuerte” vía SMS al “ese señor del que usted me habla”, en el siempre críptico y significativo lenguaje de Mariano Rajoy. Aquel Bárcenas que salía de Soto del Real en enero de 2015 proclamando: “Yo no tengo ningún mensaje para Mariano Rajoy: eso sí, he hecho caso a su consejo, y le doy las gracias: Luis ha sido fuerte de verdad”. Hasta ahora. El extesorero ha escrito a la Fiscalía: “A principios de 2009 tuvimos -él y Rajoy- una reunión en su despacho en el que le mostré los papeles de esta contabilidad b espetándome que cómo podía seguir conservando toda esta documentación comprometedora, que terminó, personalmente, destruyéndola en la máquina destructora de papeles, sin saber que yo guardaba copia de esta documentación”, cuenta revelando un supuesto pacto con Génova para no confesar más allá de lo declarado en junio de 2013 a cambio de que su mujer no entrara en prisión -chúpate esa Montesquieu-. Creo que Scorsese encontraría petróleo en esta trama.