i algo puede empeorar, empeora. Lo comentábamos el otro día. El amigo Murphy. Pues ya está. Empeoró. Una ya no sabe si reír o llorar, así que de momento me cabreo un rato, que no arregla nada pero desahoga el alma. En Madrid dicen que se han quedado sin vacunas para seguir vacunando a los sanitarios que trabajan en primera línea contra el coronavirus. Dice la Sanidad madrileña, parafraseando aquel lugar común, que el Gobierno español les roba. Bueno, lo digo yo, pero es la traducción de lo que dice el consejero madrileño: “Aún no sabemos cuál ha sido el criterio inicial de reparto, generando de nuevo agravios comparativos entre comunidades autónomas. Y, en definitiva, causando perjuicios a los madrileños”. “En mi hospital yo he vacunado hasta al obrero de una subcontrata”, relata una enfermera del hospital de la Paz en elDiario.es. Plan de vacunación o epítome del cachondeo. ¡Anarquía! Por otra parte, minuto y resultado en el festival electoral catalán: el Tribunal Superior catalán mantiene provisionalmente las elecciones el 14 de febrero, suspendiendo el decreto del Govern que las retrasaba al 30 de mayo. El CIS -de Tezanos, que ya saben que el CIS tiene apellido- da carta de naturaleza al efecto Illa, dando la victoria al PSC. Continuará.