e dice de las cosas que se hacen deprisa y mal, como para guardar las apariencias. "Tente mientras cobro" es expresión coloquial para aludir al operario chapucero que, por ejemplo, levanta una pared o remata un producto defectuoso y acelera su cobro desentendiéndose del resultado definitivo. Sin ir más lejos, la habilidad negociadora de Pedro Sánchez; un artista chapuzas que cuando parece arreglar algo lo hace con el menor gasto y el menor esfuerzo posible, lo justo para que aguante sin romperse ni estropearse mientras cobra lo acordado.

Está comprobado que el presidente del Gobierno español en expresión castiza, ha llegado a donde ha llegado siempre con el culo prieto, sobreviviendo a todos los obstáculos cuando nada hacía suponer que pudiera superarlos. Ya desde su ascenso a la secretaría general del PSOE, Pedro Sánchez ha transitado en el filo de la navaja con una espectacular habilidad para medrar a base de acuerdos frágiles, quebradizos, chapuceros incluso, pero suficientes para ir cobrando mientras los acuerdos aguantan.

Desplegó Sánchez esa desenvoltura desde sus inicios como líder del partido, dispuesto a pactar con Ciudadanos o incluso con el PP en Gran Coalición. Rizó el rizo de la audacia jugándosela al todo o nada la moción de censura contra Mariano Rajoy, desplegando el abanico de acuerdos con partidos a los que poco antes hubiera calificado de indeseables, y le salió bien. Y cobró, vaya si cobró, una tarea sostenida con puntadas endebles que todavía se sostiene como por milagro.

Esta especie de provisionalidad, de sobresalto ante el riesgo de que la pared se derrumbe se evidencia de modo descarnado cada vez que llega un momento político clave, intenso, como son unas elecciones o la aprobación de los Presupuestos, que es el caso presente. Y es que ahora toca cumplir, toca demostrar que la pared aguanta y, claro, queda al aire la chapuza. Ahora se va descubriendo que aquellos acuerdos a los que Pedro y Pablo llegaron para pactar un Gobierno a dos quedan en de lo dicho nada; que a la derogación de la Reforma Laboral o de la ley mordaza, por resumir, Pedro dijo que sí, que vale, que de acuerdo, pero resulta que firmó para cobrar, sólo para cobrar, aunque todos los días salten chispas amagando una ruptura que deja el alma en vilo a los millones de ilusos sumidos en pánico ante la alternativa. Ahora resulta que el artista chapuzas prometió al PNV la transferencia urgente del Ingreso Mínimo Vital y la aceleración del cumplimiento íntegro del Estatuto. Y coló. Y el PNV, harto de ser socio preferente a cambio de casi nada, amenaza con enmienda a la totalidad. En la misma onda se encuentra el otro socio preferente, ERC, que no está dispuesto a que Sánchez se cobre lo que no ha cumplido. Al parecer, sólo EH Bildu pagaría, dicen que a cambio de nada.

Todas estas consideraciones, sin duda que con toda lógica y en pura justicia, deberían alarmar al presidente Sánchez pero mucho me temo que le será suficiente sacar de la chistera el conejo de la alternativa indeseable y trenzará ante sus socios forzosos el baile de los siete velos, cerrará de nuevo en falso unos acuerdos de aliño y terminará por fabricar otra pared que se sostenga. Mientras sigue cobrando. No se romperá el bipartito y se aprobarán los Presupuestos in extremis y con todos los acuerdos cerrados, más o menos, para ir tirando mientras cobra. Como vulgarmente suele decirse, Pedro Sánchez ha nacido con una flor en el culo, que no es otra cosa que el espanto de un Gobierno del PP y Vox. Lo que viene siendo un chantaje.