eguro que tú también conoces a este tipo de persona, seguramente hay alguna como ella en tu círculo de amistades, en tu familia, en tu trabajo... A estas personas se les podría llamar las rederas, porque insisten una y otra vez en tejer redes entre las personas, en mantener los lazos, en reunir, en no perder contacto con nadie. Son la amiga que se encarga siempre de reunir a la cuadrilla, o el compañero de trabajo que propone hacer una comida y se encarga de encontrar restaurante o la compañera que te anima el viernes a cerrar la semana tomando algo, o la prima que se encarga de convocar a toda la familia a un encuentro que quedará para el recuerdo. Gracias a su habilidad tejiendo redes, a sus convocatorias de reunión, a su capacidad de organizar encuentros, estas personas se convierten en una especie de cola de contacto que permite que muchas personas sigamos relacionándonos. Son personas que se niegan a que el tiempo, la desidia, la pereza acaben por oxidar las relaciones y llegue ese temido momento en el que no llamamos a nadie porque las personas que tenemos en la agenda se han acabado convirtiendo en unas desconocidas. Estas personas son el equipo de mantenimiento de la amistad, tienen siempre el buzo puesto y están dispuestas a engrasar continuamente las relaciones. Siempre te sorprenden con una llamada cuando menos lo esperas. No es para pedirte algo, ni para algo hablarte de algo concreto. Te llaman "simplemente" para preguntarte cómo estás, cómo te va... Se toman ese tiempo para no perder el hilo que aún os conecta. A veces pienso que este tipo de personas que tanto influyen en nuestras relaciones son indispensables también en otros ámbitos más allá de nuestros círculos más íntimos. Necesitamos que haya personas de este tipo en el mundo laboral, por ejemplo, haciendo piña en los equipos de trabajo; o en la política, siendo capaces de hablar y mantener una relación fluida con personas de otros partidos y otras ideologías. Necesitamos red. Y alguien se tiene que encargar siempre de tejerla y mantenerla.