ice mi amiga que para analizar la realidad a veces es mejor alejar el zoom que acercarlo. Y argumenta, mientras da vueltas al café que tiene enfrente, que muchas veces intentamos entender lo que nos ocurre analizándonos psicológicamente, poniendo el foco en nuestros sentimientos, nuestras actitudes€ Y que esto no está mal, pero que no es suficiente. Que también hay que alejar el zoom de nuestro cerebro y nuestro corazón para ver dónde viven. Dice mi amiga que buscamos las soluciones a nuestros problemas analizándonos individualmente, como si no estuviésemos viviendo en ningún lugar concreto, como si lo que nos rodea no tuviera ningún efecto en nuestras vidas. Y así, acabamos pensando que la solución al malestar que sentimos con nuestro cuerpo es hacer una dieta, que podemos hacer frente al estrés que tenemos haciendo yoga o que podemos superar la ansiedad que nos produce un jefe que nos trata mal yendo al psicólogo. Según mi amiga, para comprender la realidad de una persona es imprescindible tener en cuenta el contexto en el que vive y otros tantos condicionantes como su sexo, su raza, su condición física, su estatus social, su situación económica, su situación laboral etc. Y que sin conocer todo eso no se puede analizar su realidad y menos dar solución a sus problemas.

Tú no tienes toda la culpa de lo que te pasa, me dice. Quizá no es tu cuerpo el que esté mal, sino esta sociedad que te impone unos cánones de belleza imposibles; quizá la solución a tu estrés no sea el yoga, aunque te ayude, sino un cambio de este loco modelo de organización social y económica; quizá la solución al maltrato que sufres por parte de tu jefe no esté en la consulta del psicólogo sino en el sindicato.

Mi amiga dice que a veces alejando el zoom se entienden mejor los problemas, porque así podemos ver en qué contexto han surgido. Que hay que mirar los problemas desde arriba, justamente como mira ella ahora mismo al café con leche que se le ha quedado ya helado.