ientras resisto el helador frío de este cambio del cambio climático, Trump mantiene, como desde hace cuatro años, el modelo de inventar mentiras para soliviantar al personal a su favor, hasta que, y por unos días, su última barrabasada ha logrado tapar los cansinos informes sobre la pandemia que algún medio escrito se encarga de recordarnos con persistente pesimismo. Aún y todo el covid sigue ocupando informes y opiniones, como los de agrupaciones ecologistas exigiendo el exterminio de todos los visones americanos por su potencial capacidad de transmitir el virus, o los de gentes anti-tabaco pidiendo la radical prohibición de fumar en las terrazas por ser una actividad peligrosamente contagiadora del virus. Tiene cierta lógica que los epidemiólogos pidan confinamientos y los tasqueros que no se cierre su empresa, pero este modelo imaginativo de aprovechar un general desconcierto para pedir cerrar, prohibir o matar todo lo que no me gusta y no es mío, o lo que es lo mismo, arrimar el ascua a su sardina, debería intentar utilizarse para el bien en vez de para la perversión. Así, informar que las últimas investigaciones señalan que la lectura de periódicos contagia el virus podría provocar, para alivio social, que algún noticiario informe, con los mismos datos, que la pandemia mejora repentinamente o, sabiendo que las visitas de vascos a museos han aumentado con la pandemia, se podría decretar periódicamente una corta virosis para animar nuestra cultura. Y hablando de gente acostumbrada a arrimar ascuas a sardinas, reconozco que me tienen desconcertado los arrimadores de Bildu, no tanto por saber, que la imagino, qué ascua pretenden arrimar alegrándose por aprobar todos los presupuestos menos los del gobierno vasco, como descifrar a qué sardina querían hacerlo cuando felicitaron hace cuatro años a Trump por su elección como presidente.