AUGURI e doppi” (“suerte doble”) fue la enigmática frase que el cardenal Giovanni Battista Re dirigió a otro cardenal, Pietro Parolin, durante la tradicional celebración litúrgica en la Basílica de San Pedro del Vaticano que precede al cónclave y que fue oportunamente interceptada por los micrófonos. Habemus Papam. Fumata blanca. El cónclave compuesto de cardenales, digamos, progresistas, moderados, conservadores o tradicionalistas y diplomáticos ha hablado. Ahí estaban, entre muchos otros, los Pietro Parolin, Pablo Virgili, Robert Francis Prevost Martínez, Luis Antonio Tagle, Mateo Zuppi, el denostado por corruptelas Becciu y un largo etc no tan conocidos. El Espíritu Santo ha hablado, pues, y ya tenemos sucesor a un Papa Francisco referente ético y moral para los creyentes e incluso para agnósticos y ateos, y que se llama Robert Francis Prevost Martínez, y que se hará llamar León XI. Esperemos que el elegido ponga el foco en la sociedad, busque el diálogo, se ocupe de los más pobres, sepa leer las señales de los tiempos cambiantes y que como Francisco no se encierre en su palacio.

Yo, personalmente, reconozco que he sintonizado con el Francisco que proclamó una triple reivindicación “tierra, casa y trabajo para todos” haciendo referencia a la Teología del Pueblo que habla de la ética de luchar por la justicia social, igualdad de derechos, solidaridad, redistribución de la riqueza, radical humildad y DDHH. He sintonizado también con un Francisco cuya actitud ante la Teología de la Liberación pasó del anatema al diálogo, del silenciamiento a la escucha, del alejamiento a la proximidad y de la condena al reconocimiento. He sintonizado radicalmente con quien tuvo gestos de acercamiento y sintonía, con quien entendía la Teología de la Liberación como reflexión crítica de la praxis histórica a la luz de la fe, la opción de los pobres y a los maltratados de la historia como actitud cristiana evangélica radical. He sintonizado, sí, con un Francisco que entendió el trabajo por la liberación de los excluidos como la praxis fundamental del cristianismo.

En ese sentido, hace poco lo manifesté a raíz de la muerte de Francisco, que creo que creo en el Dios de Jesús de Nazaret, que hermana fe y justicia, evangelio y liberación, religión y emancipación, hecho carne y crucificado por escandalizar lo establecido y enfrentado a los suyos, aquel que apostó por un mundo mejor, por la igualdad de la mujer, la solidaridad, justicia, libertad, fraternidad, por los oprimidos y marginados. En aquel Jesús que igualaba al hombre con la mujer, y a la mujer con el hombre, el hijo con la hija, la madre con el padre, la hermana con el hermano, la nieta con el nieto.

Pero por otro lado manifiesto mi desacuerdo radical con la manipulación hiriente y venenosa para con Francisco por parte de las derechas extremas arrogantes y engalladas oportunamente magnificadas por largas sombras mediáticas, judiciales y religiosas. Manifiesto ante ellas mi opuesta consideración moral y ética. Es más, y hablando de retrógrados y reaccionarios me escandaliza escuchar que una parte de clérigos instalados en diversas partes del mundo, incluso en el mismo Vaticano, consideraban al recién fallecido Papa Francisco, comunista, usurpador y hereje. Había incluso miembros de la curia a todos los niveles que consideraban al Papa Benedicto XVI, fallecido el 31 de diciembre de 2022, como el último verdadero Papa. Muchos miraban mal al Papa Francisco hasta tal punto que rezaban para que falleciera cuanto antes.

El cónclave para elegir al nuevo Papa comenzó el miércoles 7 de este mes. Así lo decidieron los más de 133 cardenales menores de 80 años y con una media de 72 años. De todos ellos, 108 cardenales fueron nombrados por el propio Francisco. El más joven de ellos es Mikola Bychoc, de 45 años y natural de Ucrania. Los naturales de Asia eran 23; 18 de África; europeos ,53, de ellos 17 italianos; de EEUU, 10 y alguno de ellos del ala más conservadora y en clara oposición frontal al nuevo León XIV; 4 de Centroamérica; 17 de Sudáfrica; y 7 de Brasil. Había por primera vez cardenales de Haití, Cabo Verde, Centroáfrica, Papua, Nueva Guinea, Malasia, Suecia, Luxemburgo, Timor, Singapur, Paraguay, Sudán y Serbia. El mencionado cónclave para elegir al 267 sucesor de Pedo se celebró en la Capilla Sixtina del Vaticano que permaneció desde ese momento cerrada al público, blindada en sus aledaños con el fin de garantizar su aislamiento, desactivando y apagando para ello a su vez toda su red electrónica, aparatos tecnológicos, cámaras de seguridad y sensores incluidos; Capilla Sixtina, por cierto, presidida en su interior por el imponen Juicio Universal del Miguel Ángel.

El nuevo Papa Robert Francis Prevost Martínez, León XIV (continuador de aquel León XIII, autor de la Rerum Novarum, que hablaba y tomaba postura para con los trabajadores), nació el 14 de septiembre de 1955, en Chicago. Hijo de Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana, y Mildred Martínez, de ascendencia española. Tiene dos hermanos, Louis Martín y John Joseph. Realizó su formación secundaria en el Seminario Menor de los Agustinos, graduándose en 1973. Obtuvo el grado en Ciencias Matemáticas junto con una especialización en Filosofía. Es políglota, pues habla español, italiano, francés, portugués; y lee y entiende el alemán. Además del latín, por supuesto. Fue destinado a trabajar en la misión de Chulucanas, en Perú, y se dedicó a conseguir fondos económicos para las misiones de su provincia, en especial para su misión de Chulucanas. Posteriormente fue enviado a la misión de Trujillo para ser el director del proyecto de formación común de los aspirantes agustinos de los Vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac.

Y así, después de largos años Perú, en 2015, obtuvo la nacionalidad peruana. Estimo humildemente que es el Papa que necesita la Iglesia y este mundo tan complicado en este momento. Su elección, parafraseo a una buena amiga llamada Arantxa, me suena a esperanza: ha hablado de la sinodalidad y la paz, su postura es radical en contra de la guerra, su trayectoria misionera en Perú y su cercanía en temas sociales me parecen importantes. Pronostico, ojalá acierte, que su recorrido pastoral irá de la mano de lo social. De padres inmigrantes: el castellano es su lengua materna junto con el inglés. Ha criticado la actitud del gobierno de Trump y Vance hacia los inmigrantes y los más desfavorecidos. Ocupó un cargo desde el cual nombraba nuevos obispos, lo que hace pensar que tiene un conocimiento amplio de la Iglesia a nivel global, y especialmente en la periferia, cuestión que en mi opinión es relevante. Escoger el nombre de León XIV no es casualidad, pues nos remite al valor del Evangelio y lo social, nos remite al anteriormente mencionado León XIII y su Rerum Novarum.

Quiero creer que León XIV continuará, desarrollará y profundizará en el camino abierto por Francisco. Y que seguirá entendiendo que el trabajo por la liberación de los peor tratados por la historia es la praxis fundamental básica del cristianismo de aquel Jesús de Nazaret. Jesús, hombre bueno pero que furioso también blandió el látigo contra los mercaderes que comerciaban dentro del Templo.

Y, es más, una pequeña maldad personal que no me quiero, ni puedo, ni creo debo callar ante mi muy estimado lector y mi muy estimada lectora, me explico: si a la derecha política en general y a la extrema derecha en particular no les gusta nada la elección de León XIV es que su elección me suena, sí, lo repito, me suena a brisa de esperanza y futuro mejor.

Sí, me suena a aire fresco que nos roza la cara. Y por mi parte le deseo de todo corazón, y asó manifiesto: “Auguri e doppi, León XIV”. Es decir: Buena suerte, bonn chance, good luck, zorte on. Que bien me temo hará falta. Lo repito pues, “Auguri e doppi, León XIV”.