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José Agerre: memoria y dignidad silenciadas

En un reciente artículo de opinión sobre cambios en el callejero de Pamplona/Iruña, el alcalde Asiron rememoraba con acierto la personalidad del pamplonés José Agerre Santesteban (1889-1962): escritor, periodista, poeta, académico de Euskaltzaindia (el segundo navarro tras Arturo Campión, su maestro y de quien escribió una biografía), miembro notable en Navarra de Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos y político comprometido con los valores democráticos y la cultura de su tiempo.

Perteneciente desde joven a EAJ-PNV, Agerre presidía el Napar Buru Batzar (NBB) o Consejo Regional del partido en Navarra en 1936, cuando se produjo el fatídico golpe de Estado. Por ello sufrió represión, malos tratos, cárcel y, más tarde, el ostracismo durante la dictadura franquista. Se salvó del fusilamiento y sobrevivió dando clases particulares de idiomas, sin abandonar nunca su compromiso –ya clandestino– con su ideario político, la cultura del país y la lengua vasca y con la democracia. Fue promotor de iniciativas culturales fundamentales como la fundación en 1960 de la Sociedad de Amigos del País y del reinicio del movimiento de las ikastolas en Navarra.

José Agerre forma parte de esa que se podría calificar generación perdida que vivió la posguerra en un silencio impuesto, sin apenas dejar testimonio oral ni escrito del sufrimiento padecido. Una generación que, sin alzar la voz, supo mantener vivos sus principios: humanismo (cristiano y social en su caso), integridad, respeto, compromiso con el pueblo y con una idea de justicia que no pasó por el odio ni la revancha. Es también la historia de unos cuantos navarros y navarras, la mayoría anónimos, que, como mis propios abuelos paternos o el tío-abuelo Joaquín –miembro, junto a Agerre, de aquel NBB de 1936–, vivieron una ciudadanía callada pero con convicciones enraizadas, testigos de un ideal democrático y patriótico en tiempos oscuros, que nos supieron transmitir a sus descendientes.

En el momento presente en que EAJ-PNV está renovando su impulso político con la presidencia de Aitor Esteban y en Navarra se apresta a celebrar el próximo junio el 115 aniversario de su implantación (es el partido político navarro en activo más antiguo con las mismas siglas), vale la pena recordar aquí que la memoria histórica no es patrimonio exclusivo de nadie. Figuras como José Agerre encarnan valores que trascienden etiquetas partidistas y no deben ser utilizadas para intereses ajenos a su vida, ideales y trayectoria.

Frente a la polarización actual, el ejemplo de Agerre invita a mirar al pasado con profundidad y a reconocer, sin sectarismos, a quienes defendieron la cultura, la lengua perseguida y la libertad desde una ética profundamente democrática. En palabras del propio Agerre, pronunciadas en una conferencia de 1932 en el Centro Vasco de Pamplona/Iruña: “Mucho se ha escrito para decir que la democracia ha pasado a la historia, a los golpes de las dictaduras (…), pero nosotros lo que sabemos es que la democracia vasca no ha prescrito ni prescribirá, mientras no prescriba el pueblo vasco”. También desde su labor periodística, como director del diario La Voz de Navarra, dejó claro su posicionamiento ante el ascenso del fascismo en Europa. En 1935 una editorial del medio nacionalista lo expresaba así: “Nada se olvida. Todo se paga (…) Somos los hijos del pueblo: dóciles en la paz y en el gobierno de nuestros derechos; ardientes y fanáticos ante el atropello de nuestras puras y esmaltadas esencias de libertad y democracia”.

Para terminar, el escritor, historiador y político jelkide Carlos Clavería, que estuvo próximo a Agerre, nos brinda una breve semblanza con afecto indisimulado: “Murió queriendo a sus amigos y a los que no lo eran (…) murió sembrando ideales. No conoció la doblez, ni las posturas ambiguas (…) en una trayectoria ejemplar”. También Manuel Irujo lo definió como “un humanista vasco de primera línea y un hombre de exquisita bondad”.

Hoy queremos reivindicar desde el partido su figura no solo como parte del pasado sino, sobre todo, como ejemplo y propuesta para el presente y el futuro de un proyecto político abierto a todas las gentes de la comunidad foral. José Agerre no representa la confrontación, sino el recordatorio silencioso y firme de una memoria no violenta y de respeto a quien piensa diferente y por eso merece ser compartida. Porque su historia no es patrimonio del nacionalismo vasco, sino de todos aquellos navarros y navarras que defendieron y siguen defendiendo, desde el humanismo y la palabra, una democracia que aún tenemos que construir y cuidar entre todas y todos.

Presidente de la Junta Municipal de Pamplona de EAJ-PNV / EAJ-PNVko Iruña Buru Batzarreko presidentea