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Construir el futuro

Durante los últimos siete años, he tenido el privilegio de presidir la Agencia Vasca de Innovación, Innobasque. Esto me ha permitido disfrutar de una inmejorable atalaya desde la que constatar cómo la innovación está modificando la sociedad y, a su vez, cómo la sociedad asume que la innovación es un elemento clave para el progreso y la construcción de su propio futuro. Porque el futuro no es un lugar al que vamos; es un lugar que continuamente estamos creando.

Han sido años apasionantes, en los que hemos vivido y seguimos viviendo cambios globales cuya trascendencia aún no somos capaces de pronosticar. Oportunidades y amenazas, certezas e incertidumbres, miedo y valentía se entrelazan en esta época de enormes transiciones, exigiéndonos más que nunca rigor, prospectiva y decisión.

La I+D+i nos ha demostrado su capacidad para revolucionar cualquier aspecto de nuestra vida, pero también para devolvernos la cotidianidad cuando más falta nos hacía. La sociedad, cada uno de nosotros, ha podido ver en qué se traducen las inversiones que, con tanta insistencia, desde organizaciones como Innobasque reiteramos que son necesarias. Anteayer fue la pandemia la que convirtió la innovación en algo tangible; mañana serán el cambio climático, la crisis energética, la escasez de materias primas…

Durante estos siete años, nuestro foco ha sido adaptar el trabajo de la Agencia Vasca de la Innovación a una realidad que, de pronto, se volvió muy cambiante. Salíamos de una crisis financiera que provocó una disminución dramática en la inversión en I+D+i. Para superar esa situación, Innobasque se centró en desarrollar una sistemática de prospectiva que nos permitiera anticipar el futuro, monitorizando la evolución de la innovación en Euskadi para identificar oportunidades y debilidades. Se desarrollaron proyectos tractores para impulsar la innovación en un entorno de alta colaboración con agentes del ecosistema, e intentamos transmitir a la sociedad la importancia de la innovación como palanca de progreso.

Gracias a la apuesta del sector privado, unida al gran impulso de las administraciones, ahí están los resultados. Tras la crisis financiera de 2008, Euskadi tocó fondo en 2016 en su volumen de inversión en I+D+i y descendió a la posición 132 en el ranking de las 214 regiones de la UE. A partir de entonces, y de forma continuada, la inversión en I+D+i ha ido creciendo hasta situarse al nivel de la media europea y lograr la categoría de región de alta innovación en la UE.

E insisto, todo ello ha sido posible porque nuestras empresas han incorporado la innovación como un elemento clave en su agenda estratégica. “Tenemos la imperiosa necesidad de innovar”, declaraba un empresario en una reunión de análisis de I+D adelantado en Innobasque. Y han estado acompañadas, por supuesto, por un sector público impulsor e innovador en sus políticas. También ha sido gracias al esfuerzo de muchas personas, que hoy desean enseñar a las nuevas generaciones lo apasionante que es trabajar por el bien común en áreas tan diversas como la inteligencia artificial, la biomedicina, la robótica, la computación cuántica o la ciberseguridad. La innovación es una actitud ante el futuro.

Pongamos en valor el ecosistema que hemos sido capaces de generar. Un ecosistema en el que todos los agentes han tenido y tienen cabida: públicos, privados, grandes, pequeños, noveles, expertos, locales, internacionales, jóvenes y no tan jóvenes. Conocemos nuestras debilidades (algunas muy grandes) y somos conscientes de nuestro tamaño, lo que nos obliga a competir con inteligencia y esfuerzo. Sabemos que nos queda mucho por hacer en una Europa que también tiene mucho por hacer, pero estamos en el camino. Y, en este escenario, no podemos dejar de repetir que invertir en I+D+i es fundamental para poder elegir dónde queremos ser protagonistas.

Como despedida, no puedo más que agradecer enormemente a todos aquellos con quienes Innobasque ha colaborado en este tiempo, así como a las personas que trabajan en la propia organización, la oportunidad de haber sido testigo privilegiado de este momento histórico: el despegue de una innovación abierta, colaborativa y con respaldo social. La innovación es un viaje sin final, una misión en constante evolución, y estoy seguro de que la Agencia Vasca de la Innovación, Innobasque, seguirá adaptándose a las necesidades de nuestra sociedad, impulsando acciones pioneras y transformadoras que harán de Euskadi un país más fuerte y más innovador.

Presidente de la Agencia Vasca de la Innovación, Innobasque desde 2017 hasta el 19 de marzo de 2025