La Gaza de Trump
La verdad es que no sabemos la Gaza que tiene Trump en la cabeza, si es que tiene algo en ella. Pero sí conocemos ya la Gaza que ha imaginado a través de un video generado por IA como un proyecto turístico, si no fuera por la ignominia deshumanizada que muestra la iniciativa, más propia de un delirio patológico que de un ser humano cruel; y pueden que ambas cosas a su manera de liderar el Planeta a base de amenazas y coacciones. Sus planes, según explica él mismo, incluyen “comprar” la franja palestina, como quiere hacer con Groenlandia, la isla bajo soberanía danesa, y “poseerla”.
El video de esa Gaza “de Trump” es de una megalomanía macabra y colorista a la vez, como un dios menor filisteo, en este caso con la imagen de Trump apareciendo por todas partes como si la nueva Gaza fuera suya; “Trump Gaza”, se lee en un gran letrero. De hecho, resulta especialmente repelente la imagen de un niño que sostiene un globo dorado con la imagen de la gran cabeza dorada del presidente, tan brillante como obscena y hueca.
Tampoco falta Elon Musk comiendo algo parecido a una torta, con cara de gula. Y llueven billetes a contraluz sobre unos comensales, igual que a plena luz del día en la playa, ahora con los niños de protagonistas recibiendo billetes que van cayendo del cielo. Pero no es suficiente para convencernos que lo importante no es Gaza ni taqmpoco los palestinos, claro: una enorme estatua de oro de Trump tan colosal como hortera, se muestra visible en lo mejor del complejo. Y además suena una canción: “Donald Trump os libera”, “no más túneles, no más miedo, la Gaza de Trump ya está aquí”, “la Gaza de Trump resplandeciendo brillante”, “un futuro dorado trae una nueva vida”, etcétera. El video finaliza con una panorámica turística en la playa palestina con los presidentes estadounidense e israelí como los grandes protagonistas gloriosos descansando y riendo en un día soleado.
La respuesta palestina es mucho menos conocida, faltaría más, y eso que ha llegado también en forma de vídeo creado con inteligencia artificial. La diferencia no está solo en la capacidad mediática, sino en el mensaje de respuesta, mucho más elegante. Al comienzo, aparece un niño palestino entregando una rosa a un militar con la pregunta “¿Qué es lo próximo?”, para después mostrar una Gaza reconstruida por los palestinos… y a Trump y Musk derrotados, finalizando el video con la imagen de los presidentes de Estados Unidos e Israel presos en una cárcel.
Lo que no resulta nada virtual es el ataque terrorista de Hamas el 7 de octubre de 2023 que asesinó a 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomó a otras 250 como rehenes. La ofensiva militar de Israel tampoco es virtual al contabilizar más de 48.000 palestinos asesinados, la infraestructura y el sistema sanitario de Gaza destrozados y más de 700.000 gazatíes huyendo o desplazados de sus casas. Solo una pequeña parte ha podido regresar, y ya les están ofreciendo desde Israel la posibilidad de que se marchen de la franja de Gaza, cuantos más mejor, pensando en la reconstrucción a la manera de Trump. En pleno genocidio, lo que ahora Trump vocea no lo esperaban los israelíes ni en sus mejores sueños. Igual no llegan a ver lo que el video de Trump propone, pero lo que logren será una muesca más de la violación gravísima del Derecho Internacional ante el silencio de demasiada gente.
“No quiero ser un gracioso ni un listillo, pero la Riviera de Oriente Medio... Esto podría ser maravilloso”, declaró Trump en la rueda de prensa en que presentó su delirio junto a Netanyahu. Lo peor será que la frágil tregua deje paso al remate final de aplastamiento de Gaza. Pero siempre quedará la humillación israelí de no haber logrado la liberación de los rehenes, de no haber sido capaz Netanyahu de encontrar los túneles donde Hamás escondía a sus víctimas.
Pero, volviendo a Donald Trump, ¿cuál podría ser su motivación última, dado su perfil, más allá incluso de seguir enriqueciéndose, él y su tropa codiciosa? Se dice que anhela el premio Nobel de la paz. Me encaja perfectamente. Si lo consiguió Henry Kissinger, ¿por qué no él? Al teclear el final de este artículo, me entero con desolación del fracaso de la reunión entre Zelenski y Trump con la enésima humillación de este. Me quedo con el mensaje inmediatamente posterior de la presidenta europea a Zelenski. Al menos, un gesto precioso de humanidad solidaria.
Analista