Borrar a las mujeres
Faltan ojos para atender a todos los conflictos del mundo pero, como mujer, me duele especialmente Afganistán. Tras 3 años de gobierno talibán, el Centro de Información y Resiliencia ha publicado el informe Afghan Witness y las conclusiones son demoledoras: las mujeres en el país sufren violencia de género continuada, feminicidios, matrimonios forzados, detenciones, torturas y desapariciones. La mitad de la población está siendo sistemáticamente borrada de la vida pública, de la educación, del trabajo y de los medios en pleno 2024. Un fracaso de las democracias occidentales que debemos señalar quienes todavía tenemos voz.
40.000 muertos
Si lo de Afganistán es un fracaso, se terminan los calificativos para Gaza. 40.000 muertos en 10 meses, que se dice pronto, a consecuencia de la ofensiva militar que Israel emprendió tras el ataque de Hamás a su territorio el pasado 7 de octubre. Se ha llevado por delante al 2% de la población y el 60% de edificios, y no parecen dispuestos a detenerse pese a haberse visto arrastrados a unas nuevas negociaciones de paz en Doha. Fue en 2002 cuando el grupo Ska-p escribió su canción “Intifada”, pero la letra sigue, para desgracia y asco, más de actualidad que nunca. ¿Quién podría imaginar que David fuese Goliat?
Cuidado con lo que firmas
¿Por qué deberíamos leer los términos y condiciones al suscribir un servicio de streaming? Para que no nos pase esto: “Disney busca evadir una demanda por homicidio porque el esposo de la víctima se suscribió a Disney+”. Una mujer murió tras una reacción alérgica en su visita al parque de atracciones de la compañía en Orlando, Florida, la familia ha demandado a Disney y la compañía solicita que se desestime porque en la letra pequeña de la suscripción a Disney+, el marido aceptó resolver cualquier demanda contra Disney fuera de los tribunales. Demencial y, desde luego, un toque de atención sobre lo que firmamos sin saber.
Las ganas
La clave de todo está en las ganas. Para el ejercicio, también. Una investigación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas publicada en la revista Science Advances podría haber dado con el “interruptor” que activa el deseo de moverse. No espere soluciones mágicas ni milagrosas: sudar hay que sudar. La conclusión del estudio es que el propio músculo regula el interés por el ejercicio a través de una vía de señalización entre músculo y cerebro hasta ahora desconocida. El entrenamiento en sí mismo mantiene vivo el deseo de hacer ejercicio. El camino se hace andando, vaya.
Moda low-cost
Han cambiado los desplazamientos, el consumo audiovisual…¿por qué no iba a cambiar la moda? “Operadores como Primark, Lefties o Shein han ganado un 21% de clientes desde la pandemia y su cuota de mercado ha crecido un 16% solo en 2023” (El Periódico de España). Pese al conocido impacto de la industria textil en el medio ambiente, nos echamos en brazos de la moda de bajo coste, de peor calidad, y entramos en una espiral endiablada: Comprar, usar, tirar, volver a comprar. La mayoría terminará en vertederos o en parajes naturales como el desierto de Atacama. Y nosotros seguiremos yendo a las concentraciones de Greenpeace.