La oportuna invitación a participar en el Bruegel Annual Meetings del 2024 el próximo septiembre, da pie a repasar sus famosos Bruegel Memos dirigidos a los principales líderes de la Unión Europea, justo en el momento de inicio de nuevas responsabilidades. La renovación institucional, la inminente configuración del nuevo Colegio de Comisarios por constituirse, además de los cambios consecuencia de recientes elecciones en algunos países miembro, suponen el escenario ideal para transmitir informes-diagnóstico de situación, esfuerzos de interacción o correlación entre diferentes áreas de necesidad y, por supuesto, avance de recomendaciones (acertadas o no) que faciliten la toma de decisiones que hayan de guiar la Europa del próximo mandato.
Bruegel es un prestigioso Think Tank radicado en Bruselas, inmerso en el corazón de las tomas de decisiones en la Unión Europea, con una reconocida contribución en asuntos económicos y sociales, desde la concurrencia de variados profesionales del mundo académico, político-institucional y, en menor medida, empresarial. Sus Memos son todo un clásico no solamente por los temas que tratan y sus contenidos, sino por la singularidad de una cierta “dirección personalizada” con destino a líderes y responsables concretos. El simple hecho de hacer un recorrido por los asuntos que parecerían preocupar a los principales órganos de dirección europeos aporta, en mi opinión, un gran valor para el conocimiento y debate sobre las prioridades (y lagunas, también) que afrontamos en un periodo próximo.
Resulta evidente que desde sus ediciones anteriores (2009, 2014, 2019...) la temática, en términos de “etiqueta” supone una sucesión de similares cuestiones, más o menos resueltas, generando, día a día, múltiples variantes: la preocupación-desafío por una estabilidad e “integración económica, monetaria y fiscal”, la eficiencia, solvencia, transparencia y optimización de servicios financieros, con espacio y política energética “común o comunitaria”, los límites de la competencia y su efecto impulsor (o limitante) de la productividad y competitividad entre diferentes, la siempre rebautizada “nueva política industrial”, el sentido, significado y valor añadido de un mercado único o interior según el caso, su focalización estratégica ante Estados Unidos, China y antes Japón o ASEAN y sus “vigorosos tigres de crecimiento”, Rusia o los nuevos espacios independentistas con su prolongada redefinición de la ampliación europea (siempre más técnica que real, más lenta de lo soñado o esperable, menos convergente en términos socioeconómicos de lo perseguido), la agenda digital (cambiante en cada periodo haca un horizonte cada vez más estratégico y enérgico, el cambio climático y sus continuas transiciones entre el objetivo y plazo final, los periodos intermedios, la investigación propia, colaborativa, aplicada, transformadora...), la migración (cada vez más necesitada de una estrategia multivariable europea con verdaderas intervenciones realistas en origen), el compromiso inevitable de optar tomando decisiones prioritarias e infraestructuras (físicas, tecnológicas, inteligentes) transeuropeas, la siempre comentada a la vez que escasamente llevada a la práctica sensibilidad europea y su reflejo en estrategias regionales desde su diversidad identitaria, económica, social, haciendo real las políticas de cohesión y, por supuesto, la siempre pendiente “nueva gobernanza”. Temas cambiantes a lo largo del tiempo (pese a la sensación de estar actuando sobre lo mismo día a día), construyendo, en cadena, paso a paso, sobre lo construido por otros (huyendo del complejo de algunos de creer que la vida empieza con ellos y pretendiendo partir siempre de cero). Memos renovados para los próximos cuatro años en los que la seguridad y defensa europea irrumpe con especial relevancia, obligando a nuevas decisiones que han quedado postergadas por la actuación de terceros (sobre todo de Estados Unidos), una necesaria nueva política exterior condicionada por el nuevo mapa geopolítico, geoeconómico y, en especial, de la complejidad social y su desigualdad creciente, con un mundo “SUR Global” cada vez más protagonista y demandante de un rol propio.
Sociedad, Comunidad, Tecnología, Autogobierno-autodeterminación, trabajo-empleo, esperanza en un futuro distinto para proyectos vitales propios, demandan gobernanza y liderazgos también algo diferenciados.
Sin duda, mucho trabajo por delante construyendo una Europa, protagonista de su propio futuro. Observar los avances de estos documentos previos que se van proponiendo, supone un renovado espíritu por abordar nuestras demandas y tareas a desarrollar. Herramientas para adatarnos a un mundo complejo, cambiante, diverso en sociedades distintas, muchas veces distantes y siempre excesivamente exigentes y demandantes.
Todo un mundo impregnado de múltiples claves configurando un mapa que se mueve a gran velocidad, con crecientes nuevos jugadores, necesitando de un déficit e inevitable proceso clarificador de conceptos, ideas que se hagan posibles, repensando las esencias humanistas, solidarias, líderes, que exigen nuevos modelos de gobernanza, de interrelación y de compromiso mutuo.
En esta misma línea, la riqueza de foros de ideas, diálogo, investigación, generación de impacto en la sociedad o Think Tanks, tanto en Europa, como a lo largo del mundo, constituyen fuentes de extraordinario valor tanto en la formulación de propuestas e iniciativas de actuación, como en la cocreación de espacios colaborativos tanto de conocimiento, como, sobre todo, de influencia positiva transformadora. La gran oportunidad que, para empresas, gobiernos, países, individuos generan, facilitando los procesos de toma de decisiones, resultan piezas indispensables. Su configuración, propósito y objetivos a seguir; su “ideología o editorial” que aglutine una concepción intelectual a la vez que motivación de logro, genera un lenguaje compartido y una base rigurosa para la adecuada gestión de los datos e indicadores, suponen un valor para la sociedad. La distinción, a la vez, de la calidad diferencial de unos y otros, exige, de ellos mismos, una gobernanza de excelencia y calidad máxima, dotación de recursos (para esquemas de financiación a largo plazo evitando interferir en campos ajenos a su función real), así como de la exquisita selección de sus miembros y equipos de dirección, representación y gestión. Como Bruegel, hoy mismo, asistimos a la amplísima “oferta” de publicaciones, seminarios y foros de debate, a lo largo del mundo (ya sea vinculados al mundo privado, gobiernos o academia) provocando todo tipo de debates en foros internacionales de prestigio y generando, como nunca, información cualificada de máximo nivel sobre todas las claves que nos preocupan, explicarían el resultado final del un mundo en movimiento.
Como todos los veranos, a la búsqueda del imprescindible descanso, una carga previa para situarnos en el contexto postvacacional que habremos de recorrer, a la vez que conscientes del compromiso y responsabilidad que nos corresponde, a cada uno, al servicio de ese mundo mejor que deseamos. Tan próximo y, a veces, en apariencia, tan lejano.
Sin duda, en tiempos de polarización extrema, de exceso de demagogia “orientada”, rodeados de enorme desconfianza en la información emitida, contar con fuentes serias y solventes, es una buena manera de afrontar el complejo e incierto mundo futurible que perseguimos.