Todo lo demás, sobra
El intento de asesinato de Donald Trump y algunos mensajes que se han escrito en redes sobre ello constatan el odio que guardamos dentro. Es tanto que asusta. La crispación contamina toda conversación e interacción diarias, cualquier excusa es buena para dar rienda suelta y desbocada a nuestros sentimientos más viscerales. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿De quién es la responsabilidad? El tipo no puede caerme peor, pero siempre me colocaré radicalmente en contra de quienes no entiendan que, en democracia, las ideas se refrendan o se derrotan en las urnas. Absolutamente todo lo demás sobra.
La imagen del año
La que es sin duda la fotografía del momento, tomada por Evan Vucci -jefe de fotografía de Associated Press en Washington- ha dado la vuelta al mundo, y no es para menos. Donald Trump rodeado de sus escoltas, con la cara ensangrentada, el puño en alto en señal de victoria y una gran bandera estadounidense enmarcando la escena. Nadie duda que supone un importante revulsivo para la campaña del magnate, al igual que una candidatura más que firme a reconocimientos como el Pulitzer. Pero, por encima de todo eso, nos recuerda la importancia de que haya ojos mirando y contando lo que pasa en el mundo.
Lo estamos viendo todos
La cuestión es qué decidimos hacer después con esas imágenes y si éstas consiguen remover estómagos o seguimos totalmente adormilados, como con Gaza. Este pasado fin de semana todos veíamos cómo el ejército israelí bombardeaba a los equipos de rescate que acudían a socorrer a los heridos en la supuesta zona segura de Al-Nawasi. Supuesta, porque también había sufrido el ataque de Israel. Lo que están haciendo allí lo estamos viendo todos, pero nadie hace nada, y corremos el riesgo de terminar de anestesiarnos.
Sanidad pública, que no gratuita
Dos caras de una misma moneda: Kate Middleton reaparece radiante en Wimbledom, ovacionada por el público en su segunda aparición tras anunciar que tiene cáncer, el mismo fin de semana en el que muere la actriz Shannen Doherty. Hace no mucho había denunciado que no podía seguir pagando las facturas médicas del cáncer que sufría. No me cansaré de escribir hasta que me sangren los dedos que tenemos que defender, con uñas y dientes, nuestra sanidad pública. Pública, que no gratuita, gracias al contrato social que hemos aceptado todos los ciudadanos y la certeza de que, si lo necesitamos, nos tratarán.
No pasó nada y es noticia
No puedo evitar pensar en que había muchos frotándose las manos confiando en que en Euskadi se liara con la final de la Eurocopa. Cake Minuesa se plantó en el bilbaino parque de Doña Casilda en representación de la fachosfera mediática, bandera rojigualda como capa, con la intención de inflamar corazones y ánimos. El caso es que, por mucho que se han empeñado, (“Cientos de personas celebran en Bilbao la victoria de España desafiando el boicot de Bildu”), la noticia es que no hay noticia: Quien quiso, vio y celebró. Quien no quiso, no hizo ninguna. Ambas legítimas, y aquí no ha pasado nada.