Las apariencias engañan la mayoría de las veces pero no todas, advirtió Molière. Me temo que las de Koldo García no hubieran confundido al literato parisino. De hecho, el chófer primero y luego asesor principal de Ábalos ha acabado siendo lo que parecía, aunque tantos hicieran la vista gorda ante su currículum laboral y penal. Con esos antecedentes sí que no cabía engañarse.

Y sin embargo un vigilante de seguridad conocido en Iruña por trabajar en un antro de luces rojas y en los partidos de casa de Osasuna, condenado por lesiones en 1991 como guarda privado del vertedero navarro de Góngora –indultado por Aznar– y por agredir a un menor en un bar pamplonés en 2010, llegó a ejecutivo ministerial y luego al consejo de Renfe y de los Puertos del Estado previa concejalía en Huarte.

Todo un carrerón, a lo que se ve con las dos décadas de protección de amenazados de ETA como máster prémium en materia ferroviaria y marítima. Y según la Fiscalía Anticorrupción también como comisionista, léase por una adquisición de mascarillas chinas en plena pandemia que de 2020 a 2022 le depararon al tal Koldo y a su cónyuge –para más señas, entonces ayudante de secretaría del ministro Ábalos– la titularidad de bienes por valor de 1,5 millones injustificables con sus sueldos.

De las mordidas a la compra por ejemplo de tres inmuebles en Benidorm –uno a nombre de su hija de dos años– mediaron otras tantas escrituras para empapelarle por cohecho, tráfico de influencias, blanqueo y organización criminal, bloqueo incluido de 88 cuentas. 

El retrete de imputaciones de Koldo García constituye el retrato del que lo nombró, desde la evidencia de que quien escoge mediocres lo es. Pero Ábalos argumenta que a él que lo registren y tendrá que ser ya en el grupo mixto del Congreso porque a su juicio carece de toda responsabilidad política como para devolver el escaño que le pide el PSOE.

El tipo ha vuelto a elegir mal, no ya por autoproclamarse víctima con un cinismo colosal porque lo mismo da que no se enterase de los manejos del amigo Koldo con ministerios y autonomías o que como se intuye los tolerase al menos, sino por azuzar la cacería de un PP que en el colmo de la desvergüenza pretende erigirse en azote de la corrupción que abonó y cuyo rastro quiso borrar hasta destruyendo pruebas a martillazos.

El drama reside en el manoseo de las instituciones como agencia de colocación de palmeros y conseguidores en lugar de fichar personal adecuado para cada tarea desde los principios de mérito y capacidad en aras a unos servicios públicos excelentes. El talento sólo se recluta y fomenta en entornos de altas competencias, y eso vale igual para la libre designación en la Administración.

Si existen demasiados Koldos es porque hay mucho Ábalos. Y los partidos, todos, debieran cribar a unos y otros. Asusta imaginar cuántos elementos de ambas raleas medrarán este año, cuando se votan gobiernos para casi 4.000 millones de personas en más de 70 Estados. Ojo avizor pues con los tontos ilustrados, más tontos que los faltos de educación. Otro aviso de Molière. Merci.