Siempre hay en nuestro amado templo del cortado mañanero quien intenta hacer alguna trampa que haga que la consumición de turno le salga gratis. Que si me invita ese, que si no llevo suelto y ya te pago otro día, que si hoy es mi santo... Y eso que tenemos todos muy claro que a nuestro amado escanciador de café y otras sustancias no hay manera de vacilarle con las cosas de la pasta. Por eso, algunos viejillos suelen intentarlo cuando está el becario –o sea, el hijo–, aunque el joven padawan tiene la lección más que aprendida y te saca la espada láser a la mínima. A veces se consigue, pero es demasiado esfuerzo por un par de euros. El fallo, según sostiene uno de los aitites habituales, está en que los abueletes no saben hacer las cosas a lo grande. Para robar, hay que hacerlo a lo grande. Por eso los tenemos estas semanas siguiendo al detalle las lecciones de las corruptelas políticas varias. Esa gente sí que sabe. Ya que la vas a montar, tira con todo. Total, qué te puede pasar. Así que uno de los abueletes ha propuesto crear varios clientes fantasma con domicilio en las Seychelles para ver si le consiguen colar al barman una cena de los viernes gratis. Sostiene uno de los jóvenes, eso sí, que les falta madera de político para hacer eso en condiciones. Ya veremos.
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