En las alturas de legislatura vasca en las que nos encontramos solo cabe felicitarse de que una abrumadora mayoría aportada por las fuerzas políticas del Gobierno –PNV y PSE– y el primer partido de la oposición –EH Bildu– sea capaz de consensuar una norma de la trascendencia de la Ley de Transición Energética. La construcción de una visión lo más ampliamente compartida en el seno de la sociedad ante un reto de la transformación del modelo energético del carbono hacia otro sostenible debe servir para superar debates partidistas que entorpezcan la consecución de los objetivos . Con independencia de que EH Bildu se justifique con un relato de liderazgo en la nueva norma, algo consustancial a la dialéctica política, lo cierto es que la iniciativa del Gobierno de PNV y PSE ha sabido suscitar su adhesión y admitir su aportación, aunque sus votos no fueran necesarios. La ley permitirá dar seguridad jurídica a las iniciativas orientadas a reducir el impacto ambiental de la generación y distribución de energía en Euskadi potenciando el recurso a fuentes limpias. Para dotar de viabilidad este empeño no cabe sino atender a la realidad energética vigente, en términos de protección del bienestar social que aporta una garantía de suministro energético tanto en lo particular como en lo colectivo, al hacer viable la actividad económica y humana que mantiene el desarrollo del país en cotas de calidad de vida insostenible sin ese suministro. Se han hallado fórmulas para preservar ese proceso de modo que sea una auténtica transición que proteja esa actividad y el empleo asociado, que es el principal mecanismo de generación de bienestar. Se ha salvado la tentación de perder de vista la prioridad de los objetivos y tratar de someterlos al tamiz de una aproximación ideológica muy respetable pero poco deudora de la realidad. Una tentación a la que han sucumbido el PP, por rechazar el canon compensatorio a los entornos que acojan proyectos renovables, y Elkarrekin Podemos porque pretendía un modelo de empresas públicas en el sector energético. El foco no es la publificación sino la sostenibilidad energética para proteger el medio ambiente. Ahora es tiempo de ser consecuentes y ofrecer el mismo respaldo a la aplicación de la ley mediante proyectos de generación renovable allí donde están las fuentes: sol, viento y agua.
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