Adiós a una visionaria
Esta semana hemos despedido a una visionaria, una mujer que, con su labor, contribuyó de una manera incuestionable a la libertad femenina. Ha fallecido Mary Quant, la diseñadora que popularizó la minifalda en los años 60. Influenció a varias generaciones, ayudó a romper la rigidez del sistema y democratió la moda bajando sus precios, para que la juventud de recursos limitados pudiera llevar sus prendas. Merece mucho la pena el hilo que ha realizado la tuitera Bastilla Jenner para recordar a esta Dama del Imperio Británico que consiguió la libertad de la mujer a través de su ropa. No todas las heroínas llevan capa...Algunas llevan minifalda.
Teléfonos tontos
Hablaba hace unos días de los jóvenes que huyen de las redes sociales y hoy me gustaría detenerme en otro curioso fenómeno: el de los jóvenes (de nuevo la Generación Z saliéndose por la tangente) que desprecian los teléfonos móviles inteligentes y apuestan por volver a los que teníamos hace unos años, antes del boom. Teléfonos móviles, sí, pero sin las funcionalidades tecnológicas de los ‘smartphones’. En un mundo cada vez más conectado, con información accesible las 24 horas del día y con el ‘lobby’ de los grandes fabricantes, preferir un Nokia al último iPhone para ganar en calidad de vida es un acto revolucionario.
Los jóvenes no quieren ser autónomos
Hay realidades tozudas, que se empeñan en que no las olvidemos a golpe de aparecer publicadas con datos: “Los jóvenes españoles son los menos proclives de Europa a montar una empresa o a ser autónomos” (Libre Mercado). Una demoledora encuesta encargada por la Comisión Europea refleja que, si pudiesen elegir su forma de empleo, sólo el 20% preferiría ser su propio jefe. Los autónomos son un colectivo reiteradamente maltratado por nuestros políticos. El Estado español es uno de los más hostiles con los trabajadores por cuenta propia, a los que exprime con impuestos y asfixia entre tramos de cotización. De qué nos sorprendemos si nuestros jóvenes prefieren más seguridad.
Cuando tiene razón, la tiene
Gabriel Rufián es de los que no dan puntada sin hilo. A veces patina, pero otras veces aporta claridad prístina, como con el tweet que ha escrito sobre la que se ha montado con los regadíos en Doñana. El asunto todavía tiene que madurar y faltan muchas crónicas por escribir pero, mientras tanto, conviene no perder de vista esto que apunta el diputado de ERC: “Juanma Moreno está privatizando de facto Doñana para que las salvajadas ilegales que hacían sus amigos empresarios en ese patrimonio natural único andaluz ahora sean legales, pero igual tú no lo sabes porque llevan dándote la matraca 5 días con un chiste de la tele catalana”.
¿Debemos dejar propina?
Si hay que abrir el debate, se abre. Las propinas en hostelería son un tema espinoso (¿Cuándo dejar y cuándo no? ¿De cuánto tendría que ser lo “aceptable”?). Un hostelero opinaba en La Sexta que no sabe si es justo que, después de pagar 150€ por una comida, se dejen 0,60€. Más allá de que nadie sabemos lo que pueden representar 60 céntimos para la economía de una persona, no hay que perder de vista que el cliente decide dar propina por el buen servicio pero esto no es EEUU y no hay obligación. De lo que sí hay obligación es de pagar un sueldo digno a los trabajadores, para que no tengan que depender de las propinas para cobrar algo decente.