Tenía razón Josu Jon Imaz la semana pasada cuando se acaloró durante una mesa redonda, y tiene razón la Unión Europea cuando respalda al consejero delegado de Repsol (cuyas gasolineras mantienen el combustible por encima de los dos euros el litro): cuando pase el verano y se acabe la fiesta postpandemia que nos estamos pegando, intentando evitar a Putin, que está dispuesto a chafárnosla, entraremos en un invierno de escasez, precios todavía más caros e intermediarios sacando tajada. Pero el problema no es el modelo productivo de energía, como dicen los que van de ecologistas, sino el de consumo: eso es lo insostenible.