No planteo nada loco en esta columna, no me he vuelto un sindicalista, no he empezado a gritar “sí se puede” sin pensar antes si realmente puedo hacer yo algo para sentirme más a gusto con cómo me gano la vida (lo que empieza cuando termina mi horario laboral). Solo hablo del mínimo exigible en un empleo. Y si ese mínimo no es satisfactorio ni con lo que he puesto de mi parte, no pasa nada: yo buscaré mi satisfacción en otro lado... Y siempre podrán poner un robot en mi puesto: “Las cadenas de comida rápida no encuentran trabajadores humanos. Así que los están sustituyendo con robots”. O no.
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