sta frase, acuñada por Jordi Pujol, se puede hacer extensiva a muchos nacionalismos. Al nacionalismo corso, por ejemplo, cuya cabeza más visible, el abogado y político miembro de Femu a Corsica, el señor Gilles Simeoni, resultó premiado por la Fundación Sabino Arana en la 31ª edición de estos galardones, entregados el 26 de enero de 2020 en el Teatro Arriaga de Bilbao, por “representar la lucha por el reconocimiento de la identidad nacional corsa y la profundización de su autogobierno”; claro que dentro del nacionalismo corso hay más facciones amén de la de Gilles Simeoni, como la de Jean-Louis Talamoni, de Corsica Libera, bautizado como el “Puigdemont corso”, y que estima inútil hablar de independencia antes de diez años: ésa es la independencia “pausada” que el sr. Talamoni defiende, es decir, primero un estatuto de autonomía y luego su posterior desarrollo en siete años. Son diez los años de gobernanza nacionalista que posibilitarían que la isla de 325.000 habitantes recuperara su desarrollo económico al final de los mismos.
El binomio Simeoni-Talamoni tendría su rival natural en el independentismo de U Rinnovu, capitaneados por Paul-Félix Benedetti, y que velan por la existencia de “un viejo país anexionado por Francia”. El caso es que son diez los años que se ha concedido el nacionalismo corso, como mínimo, para hacerse fuerte y luego pensar en independencia. Algo parecido a lo que viene haciendo en nuestro país EAJ-PNV, con un desarrollo estatutario que por fin parece que va a ser completado, creo recordar que a día de hoy son menos de treinta las competencias por transferir, y que podría hacer propia la frase que encabeza este artículo y que acuñó, como ya he manifestado, Jordi Pujol. Gracias a las artes negociadoras de los jeltzales en Madrid y a haber dado por fin con un equipo de gobierno y un presidente en la persona de Pedro Sánchez, que respetan el Estatuto de Autonomía del País Vasco, los vascos de la CAPV asistiremos más pronto que tarde al cumplimiento del Estatuto de Gernika.
Cabe recordar que hasta el propio Arnaldo Otegi ha manifestado en alguna ocasión que el país hoy por hoy está como para postergar un poco la independencia... desde luego, no estamos para una secesión “por desbordamiento” como la que propugna Carles Puigdemont, máxime teniendo en cuenta el dictamen emitido por la Comisión de Venecia que establece que cualquier consulta de autodeterminación debe contar con el aval de la Carta Magna de cada país. Y la Constitución española ya sabemos que es la que es y de lo que da de sí, con múltiples “artículos ad-hoc” para lo que desde Madrid suelen denominar “aventuras secesionistas”; el unionismo español se daba con un canto en los dientes al observar los resultados de los distintos Euskobarómetros que dejaban al independentismo con unos resultados un tanto escuálidos, llegando al 40% en sus tiempos de mayor gloria y rozando el 20 % en sus épocas menos gloriosas.
Porque nuestro país acarrea consigo la paradoja de que tenemos un porcentaje proindependentista, al menos a día de hoy, bajo, y sin embargo los que se sienten únicamente españoles no llegan al 5%... en claro contraste con lo que sucede en Catalunya, donde los independentistas constituyen un mayor porcentaje al vasco suroccidental, no en vano por aquellos lares andan rozando el larguero del 50% (frente al veintipocos de aquí) y el sentimiento españolista dentro de Catalunya gana holgadamente también al de la CAPV.
Se puede concluir a todo esto que Euskadi Sur está más cohesionada que Catalunya, en nuestro caso, herrialde a herrialde la secuencia de voto es muy pareja, con especial significación para el caso alavés, donde el voto nacionalista ha prosperado mucho. Si a todo esto añadimos que en la Cámara de Gasteiz los partidos o coaliciones partidarias del derecho a decidir suman un 70 % de los votos, extraigan sus conclusiones, y verán que lo que el pueblo vasco quiere no es otra cosa que decidir libremente su futuro, como han hecho en Escocia, lugar donde a buen seguro lo volverán a hacer, a tenor de lo manifestado por la compañera de gabinete de Boris Johnson, la sra. Alister Jack, que ha dicho lo siguiente: “Si un 60 % de los escoceses estuvieran por la labor de un nuevo referéndum, y ese apoyo se mantuviera a lo largo del tiempo, se deberían colocar las urnas( ...)”. * Analista