Os tengo en el archivo y hace años que os envío mis cartas. Supongo que las recibís. Alguna me ha pedido permiso para publicarlas en alguna revista o leerla por la radio, etc. No necesitáis pedirme permiso para nada. Al principio, hace años, os las mandaba todas porque pensaba visitaros antes o después en los distintos países y para que tuvierais alguna referencia mía. Las cosas se han ido complicando y todavía no ha podido ser. No lo descarto. Para mí, y creo que para todos los que nos sentimos vascos, es como ampliar las raíces del caserío por el mundo. Caserío al que consideramos la casa nuestra, la casa de nuestros padres (aitaren etxea) y para nosotros eso es mucho decir. Creo que me faltan varias euskal etxeak con las que contactar, pero algún día me armaré de paciencia y las buscaré en Internet. Los que hemos andado por el mundo sabemos que es muy importante saber que siempre tienes una casa y alguien de tu tierra que te escucha y ayuda si lo necesitas. Las embajadas son otra cosa. Un amigo mío diplomático dice que lo único bueno de las embajadas es el whisky. Y si quieres conocer un país, vete con alguien que vive allí y si es de tu pueblo mejor que mejor. Ikusi arte.
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