l lunes 18 de mayo las y los pensionistas de la CAV y Nafarroa retomamos nuestras movilizaciones de los lunes. Después de un tiempo de reclusión y guardando de forma impecable las medidas de seguridad, rendimos un homenaje de recuerdo a aquellas personas fallecidas en las Residencias. En Gasteiz durante una emotiva media hora escuchamos Gernika de Sorozabal y mostramos en carteles unipersonales algunas de las peticiones que les hacemos a las instituciones alavesas acerca del fallecimiento de 139 personas que vivían en residencias. Entendemos que es tarea de las instituciones realizar las inspecciones necesarias para garantizar un buen funcionamiento de las residencias, por lo que esta primera concentración se hizo frente a Diputación. La concentración contó con el permiso de la Ertzaintza y se realizó entre dos franjas horarias para que pudieran participar tanto personas menores de 70 años como mayores de esa edad. Por supuesto, respetamos escrupulosamente todas las medidas de higiene y seguridad, distanciamientos, mascarillas, guantes, geles…
Mi sorpresa cuando en un programa vespertino de ETB sale la noticia de nuestra concentración y no aparece ninguna persona de las que tomamos parte en ella, sino un jubilado disconforme con dicha concentración. ¿Sus argumentos? Que se está poniendo en peligro nuestra seguridad, que no es todo el movimiento de pensionistas el que la convoca, que es una actividad con connotaciones políticas y que hay que cambiar las reivindicaciones a partir de ahora (¡sorpresón!) para centrarnos en lo que ha pasado en las residencias.
¿De verdad que ponemos en peligro la seguridad si cumplimos a rajatabla todas las medidas? Cuando la calle está llena de gente que va a trabajar y se permite que nos tomemos unos vinos en una terraza, ¿de verdad seremos las personas pensionistas quienes infringimos? ¿Y entonces por qué la Ertzaintza nos concedió el permiso? Este primer argumento no cuadra. Segundo argumento: No es todo el movimiento de pensionistas. ¡Pues claro! A la fuerza no se moviliza nadie y entiendo que el miedo es libre. Hemos pasado un par de meses de angustia y es comprensible que haya gente que tenga reparos en salir de casa. Incluso creo que existe un nombre para ese síndrome. En Araba, fue una concentración organizada por Pentsionistak Araba que aglutina al movimiento de pensionistas de Gasteiz. El argumento de falta de unidad les encanta a algunos medios de comunicación, por lo que sale una y otra vez. Es simple, participan las personas que quieren ¿o no? Respecto al manido argumento de que es una cuestión política, lo admito: reclamar unas residencias humanizadas y preparadas para atender como personas a las personas mayores en la última etapa de su vida es una cuestión profundamente política. Dependerá de la concepción de los presupuestos, de si se dedica más o menos dinero. Y eso es política: o estás a favor de que sean públicas o de que sean un negocio. Respecto a que hay que centrarnos en las residencias, casi ni lo menciono porque fue lo que se hizo en esa primera concentración
Sin embargo, además del drama y de la vergüenza que ha supuesto la situación en las residencias, estoy profundamente convencida de que tenemos que volver a las plazas. Razones no faltan para que nuestras reivindicaciones, que son justas y tienen precisamente que ver con la situación de las personas mayores, vuelvan a estar encima de la mesa.
Estamos muy indignadas con lo vivido no sólo en las residencias sino con el tema de cuidados en general, con el servicio de ayuda a domicilio sin la protección necesaria durante mucho tiempo, con la precariedad de las trabajadoras, en su gran mayoría en condiciones laborales lamentables y sometidas a una gran exigencia y responsabilidad. Nos entristece y nos enfada. Entre otras cosas porque tal vez pronto seremos personas que vivamos en esas residencias.
Es preocupante también que nadie hable de conciliación. Parece que no hemos aprendido mucho. Vuelven a trabajar quienes no han perdido su empleo. Pero abuelos, y sobre todo abuelas, vuelven a ser la solución a los cuidados y quienes resuelven la conciliación. ¿Para cuándo un política integral de conciliación impulsada por empresas e instituciones? Este año, se suspenden las colonias de verano. Es más fácil que comprometerse a garantizar la seguridad de las personas participantes, currelas incluidas. Y de paso, desaparecen unos cientos de puestos de trabajo. Por eso también ¿habrá que salir a la calle, no? Seguramente habrá oferta privada de colonias. Para quienes puedan pagarlas. Una vez más lo público frente a la privatización. Sabemos que la privatización promueve el negocio, es decir los beneficios de unos pocos, no la calidad ni las condiciones de trabajo dignas.
Finalmente, los próximos lunes, a partir del 1 de junio, el movimiento de personas pensionistas estaremos en la calle. A la vista está que nuestra reivindicación de 1.080€ como pensión mínima cobra más sentido que nunca. Porque es probable que, en la crisis que se avecina, y que parece que no se quiere resolver poniendo a las personas en el centro, nuestras pensiones serán imprescindibles, como lo fueron en 2008 y años sucesivos, para sustentar a muchas familias cuando sea necesario.
La autora pertenece a Arabako Pentsionistak Lanean y Euskal Herriko Emakumeen Plataforma