Mientras un grupo de pensionistas vascos camina hacia Madrid, donde el próximo día 16 se reunirán con otros llegados desde todos los puntos del Estado para participar en una gran manifestación para exigir unas pensiones dignas, ayer el director general de Economía y Estadística del Banco de España insistía en la escena institucional en el debate en torno a la vialibilidad financiera del sistema de pensiones, reclamando “reformas de calado” que, aseguró, necesitarán “ajustes” tanto por el lado de los ingresos como de los gastos. El martes, era el presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) quien aseguraba que el problema de la sostenibilidad del sistema es “manejable” pero que “hay que abordarlo ya” para lograr mantenerlo con “un poder adquisitivo suficiente”. Si el Banco de España sostiene que vincular nuevamente las pensiones al IPC aumentaría el gasto en, aproximadamente, dos puntos del PIB en 2030 y en más de tres puntos del PIB en 2050, la Airef subrayaba que la revalorización anual en función del índice de revalorización de las pensiones (IRP) que adoptó el Gobierno del PP en el 2013 “es impracticable” en la medida en que supondría una subida de apenas un 0,25% anual durante un largo periodo de años, hasta lograr el equilibrio presupuestario de la Seguridad Social, y ello derivaría, según la Airef, en una pérdida de poder adquisitivo de hasta el 30% para algunas prestaciones. Son solo algunos de los aspectos y opiniones sobre la mesa, con un sistema de pensiones ya lastrado por su situación deficitaria y por el impacto que en él tendrá la mayor esperanza de vida, la menor la natalidad o la jubilación de los denominados baby boomers. Los avances que los partidos fueron trabando en la anterior legislatura en esta materia en el seno del Pacto Toledo saltaron por los aires a última hora y la parálisis que la imposibilidad de formar Gobierno y la repetición electoral suponen vuelve a posponer una vez más la ineludible y urgente cuestión de abordar con eficacia, realismo y justicia social el futuro del sistema de pensiones y su sostenibilidad. Porque mientras los partidos y los políticos se enredan con sus cuitas, mientras la acción legislativa sigue paralizada, las cosas auténticamente importantes, las que condicionan la vida de las personas, siguen en el aire.
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