En lo que va de año 2019 han desaparecido en el Mediterráneo casi 900 personas. Se trata de cifras oficiales, pero no son las reales. Un nuevo naufragio la semana pasada dejó al menos otras 40 personas ahogadas, aunque cualquiera puede llegar a imaginar que la cifra de víctimas es mucho mayor. Ayer mismo efectivos de Salvamento Marítimo activaron un dispositivo de búsqueda y rescate para localizar una patera, con dos migrantes a bordo, en aguas del Estrecho de Gibraltar. Al parecer habían recibido una llamada de un pesquero alertando de la presencia en la zona de Tarifa de una embarcación neumática ocupada por dos personas. Es el día a día de las labores de salvamento en aguas del Mediterráno, que en muchas ocasiones, además, tiene que enfrentarse a unas administraciones que miran hacia otro lado. Tras el lamentable y desolador pulso que tuvo lugar en torno al centenar de migrantes rescatados por el Open Arms que se encontraban frente a Lampedusa, la decisión del fiscal italiano de ordenar el desembarco de todos ellos fue una decisión cargada de lógica y humanidad. Pero estas decisiones puntuales no pueden convertirse en la solución real, digna y factible a un drama que se viene repitiendo desde hace muchos meses y que sin duda va a seguir produciéndose. Ese centenar de personas estuvo veinte días bloqueado en condiciones muy precarias y sufriendo una constante vulneración de derechos. Todas las decisiones políticas que llegaron después lo hicieron tarde y mal; tampoco las explicaciones de la vicepresidenta Carmen Calvo convencieron a nadie, salvo a sus acólitos. Pero es la desidia absoluta, la incomprensible falta de previsión, coordinación y acción por parte de los Estados y de la Unión Europea lo que convierte rescates en problemas de Estado, cuando están en juego muchas vidas. La UE se ha mostrado incapaz de abordar políticas comunes en materias que excedan la economía y los mercados; sólo existe desinterés. Habrá que ver, eso sí, qué consecuencias tiene la presencia de una nueva ministra del Interior en Italia, una vez que Salvini ha quedado fuera de juego. La nueva titular, Luciana Lamorgese, parece que derogará parte de la normativa aprobada por el líder de la Liga contra las ONG que rescatan a migrantes. ¿Será suficiente? Mientras tanto, miles de personas siguen lanzándose al mar.