Lo digo con tristeza, cuando piensas que los políticos y la política no pueden decepcionarte más, descubres que lo que realmente hacen es dar miedo. Quizá en algún momento sería cuestión de intentar ver el vaso medio lleno y pensar que debemos de vivir en un Estado/país/comunidad/tribu/barrio conflictivo -elijan lo que más les mole- que es lo más parecido al país de Tarta de Fresa y el Pequeño Pony, todo junto. Solo así se explicaría la que se ha montado por, atentos, un relator. Será que por estas latitudes somos un poquito expertos en conflictólogos y tal... El hecho de que haga falta un relator o lo que sea para que Moncloa y la Generalitat dialoguen con cierto fundamento probablemente pueda ser la evidencia de una combinación largamente fraguada de fracaso, incapacidad, nula voluntad y electoralismo de la peor especie por ambas partes. Como acertadamente decía Andreu Buenafuente la otra noche, pensábamos que esto de la política iba de dialogar, qué cosas. Pero no. La política hoy día se maneja en términos de cortoplacismo electoralista populista rampante. Y así de pronto te encuentras al PP transmutado en partido antisistema, clamando un día contra el “presidente ilegítimo” de Venezuela y al siguiente contra el “presidente ilegítimo” de España. En fin. Cosas veredes...