no estamos muy acostumbrados los aficionados, y tampoco los periodistas, a aceptar de buen grado los ruegos de entrenadores y jugadores para que no perdamos la calma ni nos cebemos en la crítica ante un mal resultado. Lo cierto es que en Vitoria solemos ser bastante comprensivos con los tropiezos de nuestros equipos de élite, quizá conscientes de que tanto Alavés como Baskonia compiten en inferioridad de condiciones con respecto a la mayoría del resto de equipos de Primera División, en el primer caso, o a un buen número de competidores en la Euroliga, en el segundo. Lo cierto es que ahora mismo parece que pintan bastos con respecto a las ilusiones que nos habíamos hecho con alcanzar la Champions o ver a los nuestros ganar la Final Four en el Buesa Arena. El Alavés visita esta noche el Bernabéu después de dos derrotas consecutivas y el Baskonia alterna partidos brillantes con estropicios de una notable magnitud. El bajón que parece afectar a los albiazules después de su esplendorosa primera vuelta y la irregularidad de los baskonistas invitan a cierta resignación. Sin embargo, Abelardo y Perasovic harían bien en tener en cuenta que se nos quedará un regusto amargo si los objetivos más ambiciosos se nos escapan. Y es que no es lo mismo la paciencia que el conformismo.
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