Empezaré por el principio. Parece ser que -paradojas de la vida- cazaron a David, David jr. y Kyle, padre e hijos aficionados a la caza nocturna y furtiva en el bosque, concretamente a la caza de ciervos para llevarse sus cabezas y cornamentas como trofeos o con fines económicos. El fiscal del condado de Lawrence asegura que han matado “cientos de ciervos en un periodo de tres años” y el Departamento de Conservación de Misuri los describe como “uno de los mayores casos” de caza furtiva en la historia de este estado norteamericano. David, David jr. y Kyle han sido condenados a un año de prisión, multas y retirada de permisos de caza y pesca y el juez condena a David jr. además -el tipo tenía una condena previa- a ver Bambi al menos una vez al mes durante su estancia en prisión. Sí, Bambi, la peli de Disney. Bambi, el cervatillo, el colega de Tambor, otra víctima de la afición de Disney a matar a las madres -muchas madres, qué curioso- de sus protagonistas. Ya recordarán -atención, spoiler- que la madre de Bambi muere a manos de un cazador furtivo, auténtico trauma para varias generaciones de niños. Y por alguna razón, el juez ha considerado que una dosis en vena de esta peli va a concienciar a David jr. Me encantaría saber del resultado de esta terapia dentro de un año.
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