tómenselo en serio. VOX quiere llegar para quedarse. El inesperado éxito cosechado en Andalucía les ha dado alas -no es de extrañar- y sus líderes ya hablan de reconquistar España pasando antes, salvo que Pedro Sánchez dicte lo contrario, por Ayuntamientos y esas Autonomías que tanto denuestan. La culpa de su irrupción puede repartirse entre los que quieran, pero todos los analistas coinciden en al menos tres causas fundamentales: la crisis -la escasez siempre desbroza el camino a los extremos-; la abstención (ni uno solo de sus simpatizantes se queda en casa); y la aquiescencia de los temerosos PP y Ciudadanos, verdaderos padrinos del nuevo fenómeno de extrema derecha dándole sustento y razón de ser al intentar atraer a los franquistas de viejo y nuevo cuño, que haberlos, haylos aunque hibernaban, al acecho. Una vez consumado el revolcón electoral andaluz, tanto Rivera como Casado se apresuraron a otorgar una pátina de credibilidad a VOX requiriendo su apoyo para echar a la pérfida Susana Díaz. Cómo no se van a crecer. Se acabó lo de reclamar la poltrona para la lista más votada, que se jodan las mujeres, los nacionalistas, los inmigrantes y los homosexuales. Arriba España y viva la caza, los toros y la Semana Santa. Lo que sea por un cacho de poder. ¡Joder, qué cruz!
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